sábado, 31 de julio de 2010

ESTRATEGIAS DE PRODUCCIÓN DE HORTICULTORES BOLIVIANOS EN LA LOCALIDAD DE GENERAL DANIEL CERRI . Prof. Ma. Belén Kraser ; Dra. Cecilia Ockier

Palabras clave: Horticultura- Bolivianos- Estrategias- Tecnologías- Prácticas culturales

Presentación de la temática

La localidad de General Daniel Cerri situada a 15km de la ciudad de Bahía Blanca ha sido un espacio receptor de contingentes migratorios y, propicio para la práctica hortícola. En sus comienzos esta tarea servía sólo para la subsistencia, es decir para el mantenimiento de la familia, con el paso del tiempo se convirtió en una actividad rentable. Si bien el período mencionado se corresponde con el arribo y arraigo de migrantes europeos y sus descendientes, desde hace más de tres décadas la horticultura ha pasado a estar casi por completo en manos de la última gran oleada que ha sido la de migración limítrofe de bolivianos. Esta situación no se distancia de la realidad territorial nacional ya que nuestro país se ha forjado a lo largo de su historia con distintos arribos de migrantes; europeos sobre todo en la etapa colonizadora y a partir de la segunda guerra mundial una marcada inflexión en el origen del inmigrante posicionó a Latinoamérica como el territorio de mayor drenaje.

“Los inmigrantes bolivianos en el sudoeste bonaerense llevan décadas de permanencia conformando grupos compactos de relaciones socioterritoriales que comienzan a definir ámbitos relativamente estables de interacción con reglas de juego específicas y legalidades aceptadas que hacen al país receptor” (Galassi y Fittipaldi, 2007:7).
Las estrategias de vida de estos grupos están caracterizadas por la necesidad de sobrevivir a condiciones ambientales, económicas, ecológicas y socioculturales que les resultan adversas. La cotidianeidad de las familias migrantes está signada por la marginación del medio en el cual actúan, marginación que proviene de la misma sociedad en donde se les ha reservado el rol de mano de obra barata para la realización de actividades a las cuales el nativo no quiere acceder.

Ante la imperiosa necesidad de afincamiento en el nuevo lugar elegido como destino los grupos de bolivianos desplegaron todo tipo de habilidades. “La estrategia migratoria desarrollada por esta comunidad, muestra una estructura organizativa informal, sumamente eficiente y exitosa, la cual favorece la continuidad en el proceso migratorio, mientras que los cambios operados en el sistema de trabajo y los efectos de la nueva ruralidad han generado el desarrollo de otras estrategias de instalación e inserción en el mercado laboral” (Galassi y Fittipaldi, 2007:1).

La población del altiplano en un principio comienza trabajando como asalariados o como medieros en explotaciones familiares capitalizadas. En ciertos casos y como consecuencias de la autoexplotación sufrida logran, con el tiempo, una cierta capitalización que les puede permitir alcanzar el escalón de propietarios. Esta evolución de medieros a pequeños propietarios no se produce fácilmente, incidencias indirectas como problemas climáticos o características adversas del mercado actúan desfavorablemente en la consecución de un predio más extenso que les permita lograr un dinero adicional y así alcanzar la independencia económica.

Hoy la horticultura se ha convertido en un circuito económico característico del área de estudio. Todo circuito socio-económico relaciona procesos naturales, socio-culturales y económicos, la clave para el entendimiento de estas fases es conocer a los actores involucrados, este conocimiento nos posibilita interpretar la permanencia, modificación o desaparición de prácticas culturales.

Si bien como se menciona el desplazamiento, la instalación, la inserción y subsistencia en el nuevo espacio están sujetas al despliegue y puesta en práctica de numerosas estrategias, el objetivo de la ponencia se orienta a identificar y analizar aquellas de carácter productivo, implementadas por los horticultores bolivianos en el circuito hortícola de la localidad. Debido a que la práctica con legumbres comestibles que dichos actores realizaban en Bolivia era sólo de subsistencia, es al trasponer la frontera cuando deben adquirir los aprendizajes necesarios y llevarlos a la acción para realizar las labores con fines comerciales. Esto se corrobora con lo expresado por los mismos actores que comentan que a diferencia de su país natal en Argentina no pueden vivir sin sueldo. En este traspaso de manutención hacia una producción comercial se identifican distintas estrategias en cada eslabón productivo de la cadena económica, vinculadas fundamentalmente a toma de decisiones, tecnologías y modernización.

La postura en la que se sustenta la presente ponencia adopta la definición propuesta por Caracciolo y otros (1981) en lo referente a las estrategias productivas las cuales son entendidas como los modos en que se utilizan o instrumentan los recursos productivos y las relaciones con los mercados; comprendiendo, entre otras, las decisiones respecto al: tipo de actividad, composición interna del capital, organización del trabajo, manejo técnico, forma de provisión de insumos, fuentes de financiamiento de la producción, destino de la misma y manera de comercialización. Como resultado de la combinación de las estrategias asumidas se verifican respuestas socio-económicas, entre las que pueden mencionar: resultado físico, logro económico, nivel de empleo, calidad de vida, marginalidad y migraciones.

La metodología de trabajo se basa en lecturas e interpretación de bibliografía pertinente con el objeto de definir el marco teórico. Desde la mirada microsocial se incorpora la categoría analítica de estrategia de sobrevivencia que considera a los actores como activos participantes que procesan información y construyen estrategias en sus interacciones con otros actores del proceso agrario hortícola. Esta categoría es abarcativa al considerar la interacción de diferentes prácticas y actividades que desarrollan los grupos de bolivianos en el área-estudio que les permite “la reproducción material cotidiana y social orientadas por una racionalidad que busca optimizar los escasos recursos disponibles en sus hogares” (Cariola, 1994:145). Para ello hemos utilizado la metodología sustentada en la aplicación de técnicas cualitativas para la confección de entrevistas semiestructuradas las cuales fueron implementadas a informantes claves y agentes involucrados directamente en las tareas rurales minifundistas. “En la zona que nos ocupa un productor minifundista es aquella persona que muestra carencias o escasez de recursos naturales y económicos por motivos diferentes: parcelas pequeñas en función del núcleo familiar, tenencia precaria de la tierra, baja remuneración salarial, mano de obra familiar, falta de tecnología y asesoramiento adecuado, dificultad de acceso al crédito, ausencia de participación efectiva en los mercados, etc” (Ockier, 2003:131).

El abordaje cualitativo concerniente a la problemática de los inmigrantes bolivianos en el área-estudio permite corroborar la existencia de cadenas migratorias con estudios de casos y en esta perspectiva se consideran las biografías individuales en conexión con la temporalidad familiar e histórica como fuente informativa básica para la confección de esta ponencia.

El estudio de los desplazamientos migratorios constituye un tema de interés en el marco del sistema de globalización económica que estamos viviendo ya que el mismo arrastra un proceso de unificación de la cultura y de las prácticas sociales con la consiguiente resignificación de conceptos y valores. La mayoría de estos movimientos obedece a la búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida, situación que resulta de la combinación e interacción de diversos factores estructurales en su gran mayoría asentados en el problema económico. Investigadores vinculados con ésta temática sostienen que los movimientos migratorios internacionales pueden considerarse como una estrategia de sobrevivencia, mientras se mantenga la imposibilidad de definir y poner en acción políticas de desarrollo nacional que permitan a las personas la formulación de proyectos de vida en sus países de origen, los desplazamientos adquirirán cada vez mayor importancia.

La acción de emigrar lejos está de ser una decisión simplista, implica en primera instancia una actitud de desarraigo de una importante cantidad de formas tradicionales y cotidianas de pensar, sentir, trabajar, actuar y vivir. La incorporación de mano de obra extranjera al mercado laboral del país receptor suele arrastrar consigo cambios y reacomodamientos que afectan directamente al sistema social sobre todo en las estratificaciones más bajas. Autores como Lee (1975) Ortiz de D’Arterio (2001-2002) Steimbreger, Radonich, Bendini (2003) coinciden en señalar que si bien el salario es el factor más significativo, el mismo se inscribe en una actitud no concreta y efectiva al momento de emigrar, sino anhelada. Aquí la decisión de desplazamiento de un espacio hacia otro, está inserta en un deseo esperado de obtener un salario mejor. A esta causales de traslado debemos agregar situaciones preferenciales en cuanto a servicios de salud y educación que algunos países ofrecen (Argentina) en relación a otros Estados de América Latina.

La evolución de las prácticas hortícolas vinculadas al proceso de asentamiento en la localidad

Centrándonos en el caso de nuestra área-estudio, en similitud con otros poblados que han sido originados y han evolucionado vinculados a la llegada de inmigrantes, es viable determinar distintas fases en el devenir de la horticultura. Consideramos conveniente teniendo en cuenta el binomio inmigración-horticultura, realizar una sucinta interpretación basada en los aspectos relevantes de las fases establecidas por Lorda (2005), quien tomando como eje de entrada la actividad hortícola, menciona que se pueden definir tres etapas. Es en las últimas décadas en la que la actividad manifiesta un transvase de inmigrantes europeos hacia inmigrantes limítrofes.

La primera de las etapas, se circunscribe entre los años 1876-1930 y, corresponde a una horticultura de tipo familiar. Se inicia en el momento de la fundación de la localidad; la quinta era considerada como parte integrante de la casa de cada familia, tradición propia de los primeros pobladores del lugar, venidos sobre todo de España y de la Península Itálica. Poco a poco, la población inmigrante se incorpora al mercado laboral a través de diferentes trabajos siendo uno de ellos el cultivo de hortalizas y verduras. El aprendizaje se adquiría por la práctica recibida de los mayores que trataban de infundir, a través de sus enseñanzas, sus propios conocimientos. En aquel momento se presenta el inconveniente de la falta de racionalidad en la administración del agua para riego; ese problema llevó adelante un reclamo que dio lugar a la creación de la Delegación Municipal de General Cerri en 1899 (dependiente del gobierno bahiense), con el objetivo principal de contar con la presencia permanente de un funcionario que vigilara y distribuyera el agua de manera más equitativa (Marenco, 1994).
En este período las prácticas llevadas a cabo comienzan a modificar las características ambientales del área; una de dichas incidencias se verifica en la vegetación. El espacio se caracteriza por ser un ámbito de convergencia de tres provincias fitogeográficas, el espinal, el monte y la pampeana (Bróndolo y Bazán, 2000).En la flora autóctona del espacio de estudio predominan las especies inherentes a la estepa pampeana y corresponden a los géneros Stipa, Poa y Festuca; mientras que adaptadas a las condiciones de mayor aridez se encuentran plantas pertenecientes al espinal, como chañar, caldén y manca caballo. En la ribera del río, debido a la mayor humedad se observan cortaderas y cola de zorro. Este paisaje autóctono paulatinamente comienza a modificarse con la introducción de vegetación arbórea con fines de protección para los distintos cultivos compuesta por álamos y tamariscos principalmente.

La segunda etapa, corresponde al período 1931-1950 y se caracteriza por una actividad hortícola organizada. En esos años la quinta pasó a ser un negocio familiar, por lo tanto, la familia se dedicaba a la huerta con un sentido comercial, adoptando la iniciativa de empresa. La actividad era rudimentaria y manual, las herramientas escasas y el abono suplanta a los fertilizantes. El ciclo productivo estaba directamente condicionado por las inclemencias del tiempo (incluso se trabajaba de noche en la cosecha para evitar que el frío, o la exposición al sol en verano, echara a perder las hortalizas). Se comercializaba en forma domiciliaria, lo producido se transportaba de casa en casa mediante distintos vehículos de tracción a sangre. Esta forma de trabajo se desarrolló en el espacio hortícola del área Sauce Chico, Colonia La Merced y Alférez San Martín, pertenecientes a la Delegación Municipal Cerri, alejadas unos 10 a 20 km del área urbana de la localidad. Actualmente es el sector en el que la práctica hortícola perduró y se afianzó; mientras que en General Daniel Cerri se realizan actividades productivas y comerciales de tipo urbano. En este espacio, la horticultura ha pasado a estar confinada en un escaso territorio, habiéndose reducido notablemente la extensión original. El área es denominada ‘sector quintas’ y, se encuentra ubicada en la periferia del asentamiento y practicada en su gran mayoría por pobladores bolivianos.

La tercera etapa, concierne a los años 1951-1989, denominada como el período de la institucionalización de la actividad hortícola. El trabajo es organizado bajo la forma de cooperativas y aparecen normativas de comercialización más complejas y distantes que incluyen a la ciudad de Bahía Blanca y a la Capital Federal. Las prácticas culturales continúan realizándose a cielo abierto y el cultivo de la cebolla vincula a la localidad con Buenos Aires desde la década del ´60. Si bien las tareas siguen siendo manuales se incorporan algunas novedades como es el caso de lienzos para cubrir la producción en las noches de invierno. El comercio se realiza principalmente en cajones; esto es posible mediante el mejoramiento de los caminos que facilitan la conexión desde las quintas hasta el mercado. Cabe mencionar que en el ámbito local se mantiene el carácter domiciliario hasta la década del ´70.

En esta tercera etapa los migrantes limítrofes comienzan a tener mayor presencia en la localidad, tendencia que se manifiesta también en otros espacios hortícolas de la Argentina, manteniéndose e incrementándose hasta la actualidad. “ Desde inicios de la década del ´90, producto de la baja de precios y el cambio de las condiciones macroeconómicas del país, el complejo hortícola argentino se caracteriza por la casi exclusiva producción en fresco (...) A su vez, las relaciones entre patrones y trabajadores, que en esta producción estuvieron al margen de la ley de trabajo agrario, fueron asumiendo modalidades de carácter más flexible para sostener el proceso productivo, acentuándose el predominio de las relaciones de mediería por sobre las salariales (...) Las familias bolivianas han acompañado este proceso de reestructuración de la horticultura desde mediados de los ´70 hasta fines de los ´90” (Benencia, 2003:162, 163).

La producción hortícola en el país experimentó profundas transformaciones en las últimas décadas. Estas modificaciones son coincidentes con la movilidad de inmigrantes fronterizos. Estos cambios estuvieron marcados por las tendencias generales en la producción, distribución y consumo de alimentos que rigen en la actualidad en todo el mundo. En concomitancia con ello, las nuevas manifestaciones, no pueden ser estudiadas sin tener en cuenta los distintos actores y agentes actuantes. En este sentido, es necesario recordar que las familias bolivianas han contribuido de manera directa a la reestructuración y a la conformación de cinturones verdes a través de la producción de hortalizas para el consumo en fresco, sea como trabajadores o como patrones (Benencia, 2003). Esto fue posible porque las transformaciones económicas han modificado las relaciones entre los países y, habiendo perdido las fronteras su naturaleza de barrera absoluta, se han transformado en caminos que unen lugares distantes y diferentes.

Estrategias productivas identificadas en las etapas del circuito hortícola local

En Bolivia la horticultura, no es realizada con propósitos comerciales sino como medio de subsistencia. Es al radicarse en Argentina cuando este grupo poblacional comienza a realizar las labores hortícolas como actividad comercial, por ello todos los conocimientos son adquiridos sobre la práctica, ya que las reducidas extensiones cultivadas en el país de origen no requieren cuidados importantes ni la necesidad de producción en cantidad.

Teniendo en cuenta los aportes teóricos establecidos por Rofman y Manzanal (1989), el circuito productivo abarca un conjunto de unidades de producción, distribución y consumo que operan interconectadamente entre sí a partir de una actividad común a todas ellas. Este proceso recibe el nombre de encadenamiento. A cada eslabonamiento secuencial se le agregan otros, que generan efectos e impactan sobre los demás. Sintetizando, un circuito productivo se podría definir como un recorte analítico que responde a un ámbito de crecimiento del proceso productivo global, circunscrito alrededor de una actividad determinada.

En cada circuito interactúan diversos agentes con una desigual capacidad de apropiación del valor económico generado. Esto responde a la dinámica del circuito, engendrada internamente, pero unívocamente sujeta a la dinámica general de funcionamiento del sistema económico-social imperante tanto a nivel nacional como internacional. Podríamos aceptar que un circuito se materializa como tal cuando ingresa al conjunto de actividades practicadas con fines económicos en una región, es decir, cuando se inserta en el sistema económico.

Distintas etapas pueden ser identificadas en la horticultura como parte de la economía de un espacio determinado; las mismas son: a) el tratamiento de la tierra (desmalezamiento y roturación), b) la producción de plantines en almácigos, la siembra en surcos, c) el cuidado mediante la fertilización y cura (con productos naturales y químicos), el riego, d) la cosecha en forma manual, la limpieza y embalaje y, por último e) el comercio (Huges y Owen, 2002). En cada una de dichas fases, las estrategias productivas tratadas en el presente análisis se centran en la toma de las decisiones, la modernización y el empleo de tecnología.

a) El tratamiento de la tierra:
El desmalezamiento de la gramilla es un trabajo que se debe efectuar en la tierra previo a la siembra; un suelo en malas condiciones puede hacer perder la producción del año. Uno de los horticultores entrevistados comentó que el primer año que sembró papa, la gramilla provocó la pérdida de la producción y debió solicitar un crédito bancario para superar la situación. Afirman Owen y otros (2005) que con el propósito de mejorar el rendimiento de la producción, los horticultores bolivianos probaron nuevas semillas y técnicas que adquieren a través de las redes intrarregionales con otros productores hortícolas bolivianos en la Argentina e incluso mediante el intercambio de información con productores tradicionales, o bien nacidas de su propia experiencia en otros circuitos agrícolas. En relación a este concepto el horticultor consultado en el párrafo anterior agrega que preguntó a los horticultores europeos de la zona de Cerri y Villarino, para saber qué sembraban e incluso le permitieron ingresar a sus quintas, menciona que tenía conocimiento de que en el Sur se sembraba cebolla y por ello fue el primero en practicar ese cultivo en la localidad, tarea que le permitió vivir bien con su grupo familiar; luego con la llegada de más bolivianos se continuó con el cultivo. Una vez que la tierra está limpia de malezas se procede a la roturación, se abren surcos y se prepara el suelo para la siembra, coexisten dos formas de trabajo, con el empleo de tractor y de manera manual con la ayuda de un caballo.

Owen y otros (2005) señalan que las familias bolivianas buscaron producir principalmente variedad en verdura de hoja para insertarse y mantenerse en el mercado de hortalizas en el rubro producción en fresco. Esto no es sencillo en nuestra área-estudio ya que se da una marcada estacionalidad para esta actividad debido a las condiciones ambientales. El clima es templado de transición con temperatura media anual de 15,3°C (oscilando entre los valores máximo de 23,4°C en Enero y mínimo de 7,9°C en Julio) y un descenso de las precipitaciones entre los meses de Noviembre-Abril (Bazán, 1996).

Teniendo en cuenta las oscilaciones climáticas la mayor cantidad de producción se obtiene durante el período estival, mientras que en los meses de invierno ésta se ve notablemente disminuida, siendo necesario incorporar variedades de cultivos invernales con el fin de obtener ingresos económicos que permitan la subsistencia. En relación a los productos de verano, es decir aquellos que se siembran durante el fin de la temporada de invierno podemos mencionar tomate, sandía, berenjena, morrón, lechuga, zanahoria, haba, papa, cebolla, zapallo y maíz o choclo; mientras que los de invierno son espinaca, acelga, remolacha, hinojo, brócoli, coliflor, repollo y la variedad de repollo de brucelas. En palabras de Rivera Herrejón (2004) la incorporación de especies estacionales puede ser entendida como diversificación productiva, lo cual responde a una de las estrategias implementadas para enfrentar el riesgo que supone la actividad hortícola a cielo abierto.

b) Práctica de almácigos y siembra:
Son escasas las herramientas utilizadas en la siembra y cosecha, estas tareas son realizadas por los hombres con la colaboración de los miembros de la familia de manera manual. El trabajo en los almácigos es efectuado por los adultos debido al cuidado especial que requiere en cuanto a preparación, siembra, desmalezado y riego (Owen y otros, 2005).
El almácigo consiste en que las plántulas crezcan en una reducida superficie de tierra previa introducción de las semillas. Esta labor cultural se emplea como forma de utilizar menos cantidad de insumos y asegurar su desarrollo, ya que la siembra en la extensión de tierra sin plantines puede implicar el desperdicio de gran cantidad de semilla si por algún inconveniente no llegaran a brotar. Bajo estas características podemos mencionar el tomate, la berenjena, el brócoli, el repollo de brucelas, el morrón y la cebolla.

La práctica del almácigo en algunos casos es realizada en invernadero, empleando plantineras (gomas de caucho o plásticas, de aproximadamente 60x40cm) con divisiones que separan pequeños compartimentos de alrededor de 2cm en las que se introducen las semillas para la elaboración de los plantines. El cultivo directamente en tierra consiste en la introducción de las semillas (o de los plantines) a lo largo de la extensión de los surcos.

De los diferentes testimonios es posible rescatar ciertas actitudes que condicionan las prácticas efectuadas y recursos empleados. Al respecto, los horticultores mencionan que por desconocimiento de las ofertas del mercado o por abaratar costos los elementos necesarios son reemplazados por componentes más accesibles. Tal es el caso de las plantineras, las cuales son suplidas, en palabras de los productores, por ‘vasos chiquitos de plástico’.

c) Fertilización, cura y riego:
En cuanto al fertilizante empleado, nuestros entrevistados coinciden en que generalmente en los primeros años en que explotan una superficie determinada, se utiliza abono natural (según sus comentarios bosta de gallina) o cáscara de girasol (llamada pela), mientras que al cabo de un tiempo debe ser reemplazado por químico (urea). Algo similar ocurre con las semillas; al inicio de la producción es la familia la que se encarga de hacer la semilla, mediante la conservación de un año para otro, cuando la capitalización alcanza cierto nivel optan por comprar todos los insumos.

Actualmente las semillas son importadas mejoradas y resistentes, si bien su costo es alto presenta ciertos beneficios; por ejemplo el maíz ocupa menos superficie (por lo que es posible la siembra de varias plantas en espacios reducidos) y su período de germinación ha sido acortado pudiendo ser cosechado en 60 días, al igual que la lechuga, cuyo ciclo no excede los 45 días, obteniéndose plantas de significativo tamaño. Aquel cultivo cuyo ciclo productivo lo permite, se siembra cada quince o veinte días. Esta modalidad se realiza a fin de obtener varias cosechas de una misma hortaliza durante la temporada y abastecer la demanda del mercado en forma ininterrumpida (Owen y otros, 2005).

Por causa de la variabilidad en las precipitaciones, el riego se vuelve indispensable, en las tierras bañadas por el río Sauce Chico que atraviesa el espacio estudiado, las prácticas intensivas del sistema productivo son aseguradas a través de este recurso hídrico (Lorda, 2005). Atento a que el caudal está determinado por el régimen pluvial, el tramo inferior del curso de agua que pasa por la localidad, recibe un aporte de 541,1 mm aproximadamente; cantidad inferior si se la compara con los 739 mm que se registran en sus nacientes en el Sistema de Ventania (Bazán, 1996), el riego se realiza mediante bombas a motor extractoras.
El agua extraída es derivada y depositada en una acequia principal o colectora la cual se escurre hacia los distintos surcos cultivados. Mediante pequeñas zanjas que conectan la acequia con los canales, el agua por desnivel se distribuye en toda la extensión de cultivo. La forma de riego marca un notorio contraste respecto al conocimiento que los inmigrantes traen consigo de la horticultura en Bolivia, ya que la escasa superficie cultivada para la subsistencia se riega manualmente a partir de agua acumulada en recipientes para almacenarla (tambores) debido a la escasez de la misma.

Debido a que en la localidad no existen turnos de riego entre los horticultores nuestros interlocutores manifiestan que aquellas quintas ubicadas en las márgenes del curso fluvial son las que poseen mayor comodidad con abundante agua a toda hora y durante todo el año. La no existencia de turnos posibilita el poder regar en horarios nocturnos durante el verano ante el requerimiento de ciertos cultivos, que de lo contrario, al ser regados durante el día con la alta exposición al calor diurno se produce un proceso en el que la planta se embebe del agua y adquiera una consistencia esponjosa, perdiendo calidad y sabor.

La producción por temporada va a estar condicionada por factores ambientales, no siempre lo producido guarda relación directa con lo sembrado. Los condicionantes son: exceso de frío en temporada de invierno o heladas tardías, así como enfermedades de la planta, o exceso de sales. El área es proclive a la salinización de los suelos y, el riego en condiciones no adecuadas o en abundancia intensifica la aparición de salitre que convierte a las tierras en espacios inutilizables.

d) Cosecha, limpieza y embalaje:
El paso siguiente es la limpieza y clasificación, para luego pasar al embalaje (en productos que son vendidos en atados) embolsado o encajonado. En general, atinente a los relatos las tareas más arduas son la de la cosecha de cebolla y papa. En relación a la planta liliácea debe ser arrancada y dejada reposar en el suelo en forma de X, cruzada, para que pierda la humedad, luego se desbrota y posteriormente se embolsa. En cuanto a la papa coexisten dos modalidades para la cosecha, una tradicional y manual con la ayuda del caballo y el arado, se abren los surcos para remover la tierra y se junta cada papa a mano; la otra tecnificada, mediante el empleo de pequeños tractores por parte de aquellos productores que alcanzaron cierto nivel de capitalización.

En esta etapa del proceso, los productores asienten en cuanto a la incorporación de tecnología que significa un logro muy importante, el reemplazo del arado y del caballo por el empleo de pequeños tractores es una meta muy anhelada ya que ayuda significativamente en tiempo y en el no desgaste humano.

e) Comercialización:

La forma de comercio varía según el nivel de capitalización alcanzado. En el primer nivel se encuentra el reparto a cada una de las verdulerías o almacenes del poblado; el medio de transporte empleado incluye una bicicleta a la que se le incorpora un pequeño remolque, cuando el rendimiento lo permite pasan a utilizar un vehículo.

En el otro extremo encontramos al productor que posee camión y comercia directamente en el Mercado 1810 de Horticultores de la ciudad de Bahía Blanca mediante un puesto propio. El puesto es alquilado y se lo debe mantener en actividad permanente para no perderlo; debido a ello los horticultores implementan la estrategia de comprar productos en otros espacios y venderlos en el puesto como si fueran de elaboración propia, esto se realiza en los períodos en que la producción por alguna causa es escasa. El trabajo de los inmigrantes bolivianos muchas veces implica una autoexplotación en aras de garantizar la supervivencia, el cuidado de lo que tienen, el rol adquirido ganado con esfuerzo y perseverancia los lleva a tomar decisiones e implementar ciertas estrategias como por ejemplo viajar a Mar del Plata, más de 500 km de distancia del lugar de acogida, en busca de la mercadería necesaria para mantenerse en el umbral alcanzado.

En general la actividad comercial de las familias se complementa con la propiedad de una verdulería en la localidad de Cerri atendida por la familia, a la que se le adiciona una variedad de productos llegando a conformar almacenes con una variada oferta, también encontramos el caso de una subdivisión del local en donde se destina, el nuevo espacio, para la venta de ropa y calzado. Este último nivel es al que aspiran todos los horticultores ya que consideran que el reparto no produce ganancias porque al costo del combustible se le agrega la pérdida por pedido no aceptado por las verdulerías (el pedido cancelado, es decir no vendido en el día, implica una depreciación para el horticultor).

Migración y modalidad laboral: estrategias indirectas en la producción hortícola

Las estrategias a estudiar en un colectivo migrante no pueden circunscribirse únicamente a la esfera económica-productiva, ya que la cotidianidad de estas familias estará signada por la implementación de normativas que indirectamente influyen en dicha esfera. La migración se convierte en una estrategia de vida para la familia boliviana a fin de diversificar su economía y lograr una movilidad social y económica; en este proceso se incluye el uso de redes familiares y de paisanaje para el desplazamiento territorial con fines laborales y, los lazos continuos con la comunidad de origen (Galassi y Fittipaldi, 2007). “En particular, la migración de bolivianos hacia la Argentina es parte de una estrategia familiar consignada a diversificar los ingresos de la unidad familiar ya que son algunos miembros los que se desplazan para asegurarse acumular los ahorros necesarios que les permita garantizar la supervivencia también de los miembros de la familia que se quedaron en el país de origen” (Owen y otros, 2005: 4).

En Bolivia la horticultura es de carácter de subsistencia, el predio de cultivo es una extensión de la casa en donde se siembran productos que componen la dieta alimentaria diaria: papa, haba, zanahoria, cebolla, maíz (variedades propias de la región), trigo, cebada, arroz y, cultivos propios del lugar como es el caso de la oca (batata muy dulce de colores) y la lisa (papa similar a la remolacha). El mes de Octubre es el indicado para la tarea de sembrado, siendo costumbre que crezcan naturalmente, sin el empleo de fertilizantes ni plaguicidas. En el mes de Abril se lleva a cabo la cosecha y el almacenaje de lo producido que permitirá a la familia alimentarse durante el año. La subsistencia se completa con la crianza de animales, tal es el caso de la cría de chivos y ovejas. Estas últimas en ocasiones son empleadas para transacciones comerciales mediante la venta del animal o de su lana. También con este fin son criadas las llamas.

Al igual que con los granos y hortalizas, es común el almacenamiento de carne para la disponibilidad durante el transcurso del año. En el mes de Mayo se practica la yerra y carneada, luego se procede al desecamiento de la carne, la elaboración del charqui y su posterior guardado. La técnica de desecamiento es empleada también con la papa; el proceso consiste en dejarla helar y luego extraerle el líquido, para realizar una conserva que puede ser utilizada por tiempo indeterminado, denominada chuño. Esta conserva de la papa es una tradición que mantienen las familias bolivianas residentes en el espacio de estudio.

La necesidad de insertarse en el mercado laboral, debido a la imposibilidad de subsistir sin sueldo, como mencionan los migrantes, provoca que la horticultura sea la actividad en la que pueden insertarse con mayor facilidad, debido a la escasa cualificación de las tareas a realizar, vinculado al rol asignado por parte de la comunidad local al grupo boliviano como mano de obra barata para la realización de actividades a las cuales el nativo no quiere acceder.

En general antes del asentamiento definitivo de la familia en la localidad, mantenían contactos periódicos desde su lugar de origen con la región del NOA, bajo la modalidad de trabajadores golondrina. Cuando la decisión de radicarse en Argentina es llevada a la práctica, es común la llegada del hombre por un breve período, luego del cual retorna a su pueblo natal para traer consigo a la compañera e hijos (algunos son de nacionalidad argentina, nacidos en los lapsos anuales en que los padres trabajan en nuestro país). Hecho frecuente es la familia extendida por la llegada de padres y hermanos de la pareja. Generalmente algún integrante del núcleo familiar regresa a Bolivia y trae consigo a sus parientes, los cuales conviven un tiempo bajo el mismo techo, dispersándose posteriormente hacia otras localidades del territorio argentino.

La migración es un hecho que no sólo se produce de manera familiar, sino que en algunos situaciones el desplazamiento se origina colectivamente. Si bien en la localidad de estudio no se encuentran presentes colonias de bolivianos, en los testimonios de los actores entrevistados siempre se hace referencias a las vivencias en colonias en otros espacios del territorio nacional, ya que esta modalidad es una de las prácticas que le permite subsistir a la familia en un primer momento. Rivera Herrejón (2004) menciona que la modalidad de residencia en colonias es una estrategia desplegada por el grupo reciente en un espacio nuevo para enfrentar la escasez de tierras (ya que por falta de recursos económicos se ven momentáneamente imposibilitados de adquirirlas) y paliar la falta de capital básicamente maquinaria.

Dependiendo de distintos factores, una parte de los trabajadores migrantes han transitado el proceso de movilidad social ascendente denominado escalera boliviana y se han transformado en arrendatarios, e inclusive, en número menor, algunos han alcanzado la categoría de propietarios (Benencia, 2003). Entre dichos factores, pueden ser mencionados: el tiempo de radicación en el área, la ocupación de tierras, el tipo de cultivos, las condiciones climáticas, la relación contractual, la capitalización del sistema, la negociación en los mercados, la comercialización y la integración al medio (Ockier, 2005).

Por lo general la primera erogación que realizan (antes de comprar tierras) es la adquisición de una camioneta o automóvil no nuevo para el reparto de la mercadería; cuando logran ser propietarios compran un tractor y vehículos de mayor capacidad. Esta decisión en la distribución del dinero recaudado podría ser interpretada como la priorización de lo necesario para su comercio por sobre la compra del predio trabajado pero en realidad se ajusta a la modalidad laboral más difundida entre la comunidad de horticultores bolivianos en nuestra área-estudio. Se observa una difusión de la mediería como forma de contrato laboral. La misma se trata de una relación consensuada entre el trabajador boliviano con el poseedor de la tierra y el capital en la producción hortícola. Este contrato se pacta sobre un porcentaje de lo obtenido por la venta final de la producción, también existen convenios en donde la participación del propietario del campo es más comprometida.

“Al respecto Benencia (1997: 160,161) manifiesta la conveniencia de estos contratos. Para el medianero, con este sistema se siente más libre, no tiene horario de trabajo, y al final del ciclo puede acumular ciertos excedentes que le permiten acceder a determinados bienes (automóviles o parcelas) y servicios (educación para sus hijos, pasajes para ir y venir periódicamente hacia y desde Bolivia), una vivienda (...) Para el patrón, el sistema es ventajoso porque no tiene que controlar la ejecución de las tareas; si el medianero no trabaja, no puede mandar verduras al mercado, por lo tanto no cobra” (Owen y otros, 2005:9). La funcionalidad de este modo de contrato laboral se basa en que el productor se ‘asocia’ con el mediero en la realización de determinado cultivo, con lo cual tiende a reducir o a ‘compartir’ riesgos que el proceso productivo implica (Benencia, 1995).

Existe una sucesión de estadíos en cuanto a la forma de trabajo, los cuales se asimilarían al proceso de ascenso social denominado escalera boliviana por Benencia (2003). Comienzan trabajando por día como jornaleros realizando changas, luego en tierras cedidas por el propietario a través de diferentes contratos, entregan un porcentaje de lo cosechado a cambio de herramientas y alojamiento, siendo los riesgos de la producción compartidos. Por último, alcanzado un cierto nivel de capitalización, adquieren tierras y pasan a ser propietarios, si las condiciones son favorables pueden llegar a tener alrededor de las 10ha, extensión máxima identificada en las propiedades de horticultores bolivianos en la localidad.

Según lo comentado por los propietarios bolivianos, sus hijos no quieren trabajar la quinta, optando por tiendas de ropa o prefiriendo realizar trabajos de albañilería. Ante estas situaciones, la tierra es dada a trabajar a hermanos y sobrinos, que llevan menos tiempo de radicación en el país, dominando la modalidad de aparcería a través de la medianería.
Figura 1. Cuadro síntesis de estrategias identificadas en cada etapa del circuito hortícola local
Etapas Fases intermedias Estrategias identificadas
(Toma de decisión/tecnología/modernización)*
a) Tratamiento de la tierra -Desmalezamiento

-Roturación


-Siembra
-Principalmente en tierras nunca labradas

-Manual, con ayuda de un caballo
-Con tractor

-Nuevas semillas y técnicas adquiridas en redes intrarregionales con otros productores hortícolas bolivianos en la Argentina, intercambio de información con productores tradicionales, o bien experiencia propia en otros circuitos agrícolas
-Producir principalmente variedad en verdura de hoja para insertarse en el mercado hortícola para consumo en fresco
-Incorporación de especies estacionales como diversificación productiva para enfrentar el riesgo en la actividad
b) Práctica de almácigos y siembra -Almácigo






-Siembra -Utilizar menos cantidad de insumos y asegurar su desarrollo
-Empleo de plantineras
-Vasos de plástico en reemplazo de plantineras para abaratar costos
-Almácigos en invernadero

-Semilla: primeros años hecha por la familia mediante la conservación de un año para otro
-Semilla mejorada: comprada, luego de algunos años, ya que la de elaboración casera pierde fuerza por agotamiento
-Siembra cada 15/20 días de aquel cultivo cuyo ciclo productivo lo permite, para obtener varias cosechas de una misma hortaliza durante la temporada y abastecer la demanda del mercado de forma ininterrumpida



c) Fertilización, cura y riego -Fertilización







-Riego -Abono natural: bosta de gallina o cáscara de girasol (pela), en los primeros años de producción
-Abono químico: urea, al cabo de unos años empleando la tierra

-De curso hídrico mediante bomba extractora
-Por desnivel: surcos conectados a acequia colectora o principal
-Riego nocturno en verano
d) Cosecha, limpieza y embalaje -Cosecha





-Embalaje -Reemplazo de caballo y arado por pequeños tractores
- Aprendizaje de cosecha de cebolla (requiere tratamiento especial)

-Clasificación para embalaje: atados, embolsado o encajonado
e) Comercialización -Reparto



-Puesto en mercado










-Propiedad de verdulería en la localidad -Medio de transporte: desde bicicletas con remolque a vehículos

-Implica la propiedad de un vehículo mayor de transporte (camioneta o camión)
-El puesto es alquilado: requisito mantenerlo en actividad permanente. Compra de productos en otros espacios y venta en el puesto en los períodos en que la producción escasea

-Incorporación de productos llegando a conformar almacenes. Subdivisión del local para la venta de ropa
Elaboración propia, Kraser Ma. Belén
*Debido a la interrelación entre estrategia (toma de decisiones, tecnología, modernización) no se desagregan.

Figura 2. Cuadro comparativo de las principales características de la producción hortícola de subsistencia en Bolivia y la producción comercial en el área- estudio
Variable comparada Bolivia Argentina
Carácter de la actividad -Para subsistencia -Para comercio
Superficie cultivada -Un terreno anexado a la vivienda -Variable según distintos factores alcanzando las 10 ha. en el caso de quienes llegan al escalón de propietarios
Modo de producción -Manual y rudimentaria - Empleo de químicos, herramientas, maquinaria.
Mano de obra -Grupo familiar: padres e hijos no casados -Variable según nivel de capitalización alcanzado. Contratación (no formal) de bolivianos con menos tiempo de residencia en el país
Período de siembra -Octubre -Junio / Julio
-Febrero/ Marzo
Período de cosecha -Abril -Todas las estaciones
Cultivos principales -papa, haba, zanahoria, cebolla, maíz, trigo, cebada, arroz, oca y lisa -Verano: tomate, sandía, berenjena, morrón, lechuga, zanahoria, haba, papa, cebolla, zapallo y maíz.
-Invierno: espinaca, acelga, remolacha, hinojo, brócoli, coliflor y repollo.
Etapas de producción desagregadas 1- Roturación
2- Siembra en surcos
3- Riego
4- Cosecha
5- Desecamiento y almacenaje 1-Desmalezamiento
2-roturación
3- Producción de plantines en almácigos
4-Siembra en surcos
5- Fertilización, cura, riego
6- Cosecha
7- Limpieza y embalaje
8- Comercio
Cantidad producida estimada -Lo necesario para la subsistencia anual del grupo familiar -Un cuadro es cosechado cada 3 días del que se obtienen 250-300 jaulas (cada una 12kg aprox.).
La producción estimada de verano 60 cajones de choclo, 100 de tomate y 100 de lechuga por día
Elaboración propia, Kraser Ma. Belén

Reflexiones finales

El área de estudio, por su aptitud para la actividad hortícola bajo riego, ha estado desde el momento en que se asientan los primeros pobladores, hacia fines del siglo XIX, bajo la influencia de dicha práctica. Si bien al comienzo no era llevada a cabo con fines económicos, su evolución estuvo signada fuertemente por el comportamiento general que esta actividad siguió en el resto del país durante el último siglo. Las transformaciones estructurales, la tecnología y, las nuevas exigencias del mercado han cambiado la vida laboral de la región y esto incluye la movilidad humana, que hoy se viene procesando de manera diferente de aquella que marcaron las migraciones tradicionales.

La horticultura en el área de estudio ha sido un factor de desarrollo importante no sólo económico sino sobre todo social permitiendo el arraigo de migrantes de ultramar y fronterizos, tal es así que actualmente es el circuito productivo característico del sector. En el devenir temporal desde una practica de subsistencia hasta llegar al estadío actual de agricultura comercial los extranjeros fueron los gestores de este proceso, en sus comienzos europeos y desde hace algunas décadas limítrofes concretamente bolivianos.

En el Altiplano la vida diaria no se piensa sin el apego a la tierra ya que la misma representa el medio de subsistencia familiar, produzco y puedo vivir. Sin embargo esta forma de trabajo comienza a diluirse al trasponer la frontera, la búsqueda de un mejor bienestar y la satisfacción de otras necesidades como son salud y educación los lleva a adaptarse a hábitos y costumbres diferentes. Mencionan que se puede vivir sin que la quinta sea un sacrificio si en lugar de producir para vender se cultiva como medio de sustento, pero si se quiere progresar, objetivo que los movilizó a dejar su terruño, la práctica hortícola de mercado es la actividad por la cual pueden obtener una calidad de vida mejor. La inserción en estas tareas se debe a que esas labores están reservadas por la comunidad local al migrante limítrofe debido a la negación por parte de los originarios y residentes más antiguos de llevar a cabo tal práctica; por otra parte la escasa preparación con la que cuentan los bolivianos que se asientan en el poblado limita la posibilidad de acceder a mejores puestos laborales. La colectividad del altiplano ha logrado posicionarse dentro de la horticultura con un trabajo minucioso, dedicado, familiar, de muchas horas de labor, dando como resultado la transformación del paisaje, y por que no, de sus propias vidas.

El pasaje desde la práctica hortícola de subsistencia a la realizada con fines comerciales por el grupo boliviano atento a la transición espacial de Bolivia hacia Argentina, es muy similar a la estrategia que emplearon los primeros pobladores europeos en la localidad. Para los inmigrantes de ultramar consistió en una tradición arrastrada desde la península ibérica: la ‘quinta en casa’. De la explotación familiar pasaron a la práctica con fines económicos, sólo que en este caso la evolución se da una vez radicados en el poblado por lo que el tránsito estuvo ligado al factor tiempo. En cambio en el caso de los bolivianos los condiciona, más allá del tiempo-aprendizaje, el factor espacio-cultura ya que en el nuevo lugar las modalidades y costumbres les impone características y prácticas laborales que difieren de las propias y que para subsistir deben adaptarlas y ponerlas en acción.

Para el habitante del altiplano desarrollar su actividad dentro de la economía formal y realizar la producción con fines comerciales implica el aprendizaje de técnicas desconocidas hasta el momento de la ejecución de la tarea, las cuales varían según la zona y tipo de producción. La inserción del rol de horticultores como estrategia de sobrevivencia no sólo influye en el ámbito de las relaciones familiares sino también en los vínculos que se establecen con otros agentes del proceso productivo hortícola, el Estado y demás instituciones afectadas.

El concepto de función de utilidad de la migración (Straubhaar 1993) es pertinente para entender los patrones de migración boliviana en el área-estudio. En efecto en el caso de estos grupos hay indicios para explicar las motivaciones que los induce a emigrar, el individuo o el grupo familiar hace una comparación entre las características de sobrevivencia que ofrece el lugar de residencia actual con las alternativas conocidas de su país de origen. El concepto de utilidad es definido en un sentido amplio, esto es, incluyendo “factores materiales (como ingreso, posibilidad de empleo, poder de compra y otros) y factores no económicos tales como aceptación social, conducta cultural o idioma” (Straubhaar, 1993:10). Estos factores, tanto los tangibles como los intangibles, son maximizados por la población del altiplano en el sentido de que tanto unos como otros han estado marcados por fuertes diferenciales en favor de Argentina. En síntesis son las diferencias de oportunidad las que son aprovechadas por los grupos migrantes y las que inciden decicionalmente al momento de migrar. Se trata de una inserción que aprovecha espacios de participación laboral más flexibles dado el tipo de ocupaciones desempeñadas, que indudablemente contribuyen a fortalecer la economía familiar en búsqueda de la supervivencia o de la consolidación económica. Esta conducta se da en nuestro ámbito de análisis desde mediados del siglo pasado hasta el presente, en este sentido es necesario aceptar y reconocer que esta migración forma parte cotidiana de la vida de la localidad de General Cerri y de su entorno rural.

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miércoles, 7 de julio de 2010

martes, 6 de julio de 2010

IV Congreso Argentino y Latinoamericano de Antropología Rural Mar del Plata – 25 al 27 de Marzo 2009 Caracterización de los productores hortícolas

IV Congreso Argentino y Latinoamericano de Antropología Rural
Mar del Plata – 25 al 27 de Marzo 2009


Caracterización de los productores hortícolas en el Partido de Pilar

Pedro Aboitiz
paboitiz@correo.inta.gov.ar



Palabras clave: periurbano, cinturón verde , usos del suelo, ordenamiento territorial, migración boliviana, dimensión local, paisaje rural,
El trabajo seguirá la siguiente secuencia expositiva: primeramente, se realizará una descripción del Partido de Pilar como parte del periurbano; a continuación se efectuará una descripción de las características y modalidad de trabajo de los productores hortícolas , haciendo un análisis de las intensas transformaciones que registraron en los últimos años por las migraciones de origen boliviano y por las innovaciones tecnológicas ; y por último, se muestra una forma de caracterizar a los productores hortícolas.

Introducción


El Partido del Pilar posee una superficie 355 Km2 y se encuentra localizado en un espacio perimetral distante a unos 50 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, sobre el denominado eje norte de crecimiento y en la tercera corona de la Región Metropolitana. La zona ha sido una de las áreas de mayor crecimiento demográfico en la provincia de Buenos Aires en las últimas décadas: de acuerdo a los censos nacionales de población, pasó de 84.429 a 231.176 habitantes entre 1980 y 2001. Entre 1990 y 2004, la población creció 56,2 por ciento y en los últimos cinco años 14,7 por ciento, el triple de la media provincial (4,3%). Se calculaba a mediados de 2006 que el distrito ya alcanzaba unos 266.500 habitantes y se estima que en 2020 alcanzará el medio millón. (Barsky 2007)

En realidad este partido forma parte del cuadro general que muestra simultáneamente el proceso de avance de la ciudad en residencias de lujo campestre y otras ocupaciones orientadas a inversiones costosas y de barrios pauperizados en expansión. (Ringuelet y otros 2003)

En lo referido a la organización del territorio, hay una alta heterogeneidad de los usos de suelo existentes (Capel, 1994) y se estima la participación de cada uno de ellos respecto de la superficie total. Según una estimación realizada por la Subsecretaría de Desarrollo Urbano de la Provincia de Buenos Aires, el suelo destinado al uso agrícola intensivo y extensivo es el dominante, alcanzando el 57% del total de su superficie, siendo las principales actividades la horticultura, la avicultura, los viveros y en menor medida las actividades extensivas, principalmente el cultivo de forrajeras dado que Pilar hay una importante cantidad de haras de caballos de carrera , de recreación y de Polo. También se encuentran campos que cultivan soja.
El uso residencial (loteos , barrios cerrados, villas y asentamientos) abarcan un poco menos del 30 por ciento, pero en continuo aumento, reduciendo las áreas rurales. El territorio ocupado para las actividad industrial corresponden a un poco menos del 3 % y la destinada a uso comercial, empresas de servicios, educativo, de salud, etc. al 1 %.

Según el Censo Nacional Agropecuario 2002, en el Partido del Pilar se destinan 1.185 hectáreas a la producción agropecuaria, de las cuales 467,9 (40 %) se utilizan para la producción de hortalizas, que corresponde a un tercio de la superficie hortícola de la zona norte de la Región Metropolitana. Esto marca su nivel de especialización
Todo indica que el periurbano se irá urbanizando de manera acelerada en las próximas décadas al mejorarse la infraestructuras viales: La Ruta 8 hacia Pergamino en autopista y la Ruta 6 una nueva autopista de circunvalación del periurbano , que en un futuro no muy lejano se puede convertir en una nueva “General Paz”. Estos cambios en las redes viales traerán aparejadas intensas transformaciones territoriales en el sector norte de la tercera corona. Todo indica que, en estas condiciones, la periferia continuará reconfigurándose intensamente, de manera heterogénea y compleja, abarcando enormes extensiones, con el agravante de que un Estado, que no ha podido llegar aún con las infraestructuras necesarias a otros sectores de la ciudad, está propiciando el escenario para que se produzcan tales transformaciones en su borde exterior (Garay).
Las urbanizaciones cerradas, el paisaje rural y los grandes emprendimientos comerciales motivaron que muchas familias hayan elegido a Pilar como lugar de residencia. Hay otra realidad que muestra el incremento de la población actual. Se debe a que muchas de las personas que llegan a Pilar, se instalan en asentamientos precarios y en condiciones irregulares generando condiciones poco sostenibles y graves conflictos sociales. La obra pública no llega a cubrir la creciente demanda de infraestructura ya que los nuevos habitantes suelen instalarse en asentamientos en los que carecen de asfaltos, agua potable educación, salud, seguridad y transporte.
Todavía no se ha podido definir y hacer operativa una política de suelo para el peri urbano. Cada ves es más notable la necesidad de integrar las acciones públicas en el marco de una política general, y evitar así repetir lo ocurrido con la ampliación de las autopistas que provocó la especulación del capital inmobiliario provocando un anárquico y descontrolado desarrollo urbano. Si el estado no puede llegar a intervenir en las cuestiones planteadas, las ampliaciones de la Autopista Pilar-Pergamino y la ruta perimetral 6 se convertirá seguramente en una hipoteca imposible de pagar que lo sufrirán las futuras generaciones, provocando la pérdida del paisaje rural para siempre, como sucedió en las décadas anteriores en los Partidos mas cercanos a Buenos Aires. Esto es lo que ocurrió en los Municipios de Malvinas Argentinas , Jose C Paz y localidades como Del Viso , Garín y Maquinista Savio que eran parte del Cinturón Verde antes de la construcción de la Panamericana. Este es uno de los motivos que el INTA en su plan estratégico menciona trabajar en la “custodia del Paisaje Rural”.
El modelo de generación de Barrios Cerrados y Countrys impulsados desde los ensanchamientos de las autopistas estimularon a los desarrolladores inmobiliarios a un crecimiento extendido de la aglomeración y en baja densidad, generando urbanizaciones con insuficiente nivel de equipamiento (Garay, 1995).
De acuerdo al nuevo escenario que se está conformando, la complejidad de usos del suelo de la tercera corona se pondrá más complejo en el futuro. Incidir en el agregado de sus ingredientes requerirá ajustar una diversidad de instrumentos de intervención regionales y locales disponibles o a ser creados, considerando las 600.000 hectáreas que conforman el área agropecuaria total de la Región Metropolitana de Buenos Aires, y apuntando a consolidar un verdadero marketing del Paisaje Rural en el caso de la horticultura periurbana.
Bajo tales consideraciones entendemos como fundamental que el Estado retome su rol protagónico en el proceso de producción de ciudad y recupere el espacio de la planificación urbana como ámbito desde el cual ejercer ese papel. “Es preciso volver nuevamente a una visión global, de planeamiento integrado y a largo plazo, que tenga en cuenta el reparto equitativo de las externalidades en la ciudad”. Horacio Capel (1994),
Las migraciones campo-ciudad se produjeron fundamentalmente en las décadas del cincuenta y sesenta inducidas por el desarrollo de la industria , generando una construcción acelerada de la segunda corona cuyos protagonistas fueron europeos y criollos mestizos.

De hecho en Buenos Aires no existe una agricultura urbana como en la mayoría de las ciudades del subdesarrollo, sino que la agricultura es únicamente periurbana y con producción de productos hortícolas frescos destinada al mercado. Tampoco el desarrollo de la agricultura periurbana responde a migraciones del campesinado del interior del país como ocurre en otros países, ya que nunca se registró en nuestro país la presencia de un porcentaje significativo de población campesina en los términos en los que se los define en América Latina.
Características del sector hortícola de Pilar
En la actualidad, el 73 % de las 1.207 explotaciones hortícolas de Buenos Aires se concentran en zona sur, el 15 % en el oeste y el 12 % en el norte.
En Pilar, la horticultura es relativamente nueva y el acceso a la propiedad de la tierra es incipiente. En general los nuevos productores arriendan, lo que en principio los hace vulnerables a las oscilaciones del mercado del suelo, pero tienen menor riesgo laboral ante eventuales juicios al no ser estos propietarios de la tierra. Se encuentran en esta zona diferencias con otras áreas hortícolas, especialmente en el sector sur del Área Metropolitana de Buenos Aires, donde la presencia del invernáculo, la mediería y el trabajo asalariado son muy importante, encontrando productores más consolidados y capitalizados .






El Censo Hortiflorícola 2005 de la Provincia de Buenos Aires relevó 576,3 hectáreas en horticultura, 11,3 en floricultura y 6,4 en viveros, en un total de 127 explotaciones hortiflorícolas, de las cuales 106 son hortícolas puras. De 572,4 hectáreas en horticultura pura, 567,6 están cultivadas a campo; 352,1 hectáreas se destinan a la producción de hortalizas de hoja (predominan acelga y lechuga criolla), 167 a hortalizas de flores, frutos y tallos (predominan frutilla, zapallo y tomate), 49,3 a crucíferas (brócoli y repollo) y 23,6 a hortalizas pesadas y de raíz (remolacha). En 11,2 hectáreas bajo cubierta prácticamente la totalidad se destina a la producción de lechuga mantecosa.
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De un total de 761,7 hectáreas (incluye supeficie destinada a viviendas y otros usos), 568,4 (75 %) están bajo régimen de arrendamiento en 94 explotaciones y 189,3 (25 %) en propiedad en 30. Desde el punto de vista jurídico, 119 explotaciones se constituyen como personas físicas, cinco sociedades de hecho y tres otras.
La horticultura en Pilar se desarrolla especialmente en las zonas de Parque Industrial Pilar, en Ruta 25 camino a Moreno y en Zelaya.



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Cantidad de explotaciones y superficies hortícolas en Municipios de Noroeste de Buenos Aires.



































El cinturón verde de Buenos Aires hasta fines de la década del 70 los productores hortícolas eran en su mayoría de origen italiano, portugués o español , hasta que gradualmente fueron reemplazados por migrantes bolivianos que trabajaban como peones golondrinas en otras regiones del país “atraídos por la escasez de mano de obra en las quintas de los patrones portugueses”, conformándose desde allí un núcleo de difusión hacia el resto de la Región Metropolitana (Benencia, 2006:146). En los últimos 25 años, la migración boliviana le ha dotado de una impronta cultural y espacial particular al cinturón verde. Se estima que el 40 % de los horticultores de la Región Metropolitana son actualmente de origen boliviano (Benencia, 2006)
El Censo Hortiflorícola bonaerense 2005 estimó que en un total de 2.934 explotaciones hortícolas de la provincia de Buenos Aires, 893 casos (30 %) correspondían a titulares o encargados bolivianos. Pero como la ficha censal es por explotación, sólo se rastreó a una persona por establecimiento, lo cual deja afuera al resto del conjunto de trabajadores hortícolas. Por ello, un 30 % de establecimientos con presencia boliviana en todo el territorio provincial (60 % restante son argentinos y 10 % otras nacionalidades) es un dato altamente significativo del fenómeno
El potente fenómeno de inmigración Boliviana en las últimas tres décadas responde a diversas causas:
a) el fuerte carácter de clan que tiene la migración boliviana, que mediante formas particulares de conchabo, relaciones intrafamiliares entre sus integrantes les ha permitido extenderse tanto en lo referido a la esfera de la producción como en la de la comercialización; b) la fuerte especialización en horticultura en fresco que experimentó el mercado argentino desde los años noventa; c) las intensas transformaciones tecnológicas que permiten hoy en día un aprovechamiento mucho más intensivo del espacio físico, tanto bajo cubierta como al aire libre; d) el debilitamiento de la autoridad estatal de concentración de la comercialización hortícola (Mercado Central de Buenos Aires), que ha permitido un florecimiento de mercados secundarios en toda la Región Metropolitana. Estos factores, unido a aquellos procesos locales que desarrolláramos más arriba, y a las ventajas comparativas de la utilización de una mano de obra que aceptaba- por una condición de fragilidad asociada a su carácter de migrante extranjero en gran medida ilegal- menores salarios o condiciones de trabajo, implicó un ámbito favorable para la incorporación de trabajadores bolivianos a la producción agraria de la región. (cfr.Sassone, S . op.cit.,1988; Ringuelet, R. y Otros, op.cit.,1991. Karacik,G. 1991. Benencia, R. y Karacik, G.,1994; Benencia, R.,1995).
Trabajadores migrantes bolivianos en territorio argentino
Diariamente miles de latinoamericanos -presionados por el desempleo, la falta de tierra y la caída en los precios de la agricultura- migran a los centros urbanos más importantes de sus propios países o hacia otros países.
Muchos de quienes se desplazan intentando escapar de la miseria a que han sido relegadas ciertas áreas rurales de economía campesina, se encuentran nuevamente atrapados en las situaciones de pobreza que caracterizan a los cinturones que rodean a las grandes ciudades , en las que sin embargo se presenta comparativamente una posibilidad, al menos potencial, de acceso a servicios sociales, educativos para los hijos o mejoras comparativas en el nivel de vida. Los salarios que se pagan en nuestro país, por ejemplo, constituyen (por comparación con los de países vecinos en los que los procesos de pauperización, desocupación y miseria son aun más pronunciados) un fuerte atractivo para sectores excluidos.
Es decir que, más allá de los mecanismos de expulsión en los lugares de origen, los trabajadores migrantes extranjeros consideran que el país es una opción privilegiada.
El aporte migratorio boliviano es de larga data y presenta una relación directa con la atracción de las actividades económicas en Argentina (Benencia, 1995: 10). Siguiendo las etapas históricas que desarrolla Sassone (1994: 209) para esta corriente migratoria, desde principios del siglo XX se observa una fuerte presencia en las provincias del noroeste argentino como fuerza de trabajo temporaria en la actividad azucarera y tabacalera. Durante la década del 50 son mano de obra importante en los cultivos de primicia (tomate, pimientos, bananos, etc) en el norte argentino. Entre la década del 60 y 70 desarrollan una actividad relevante en la vendimia y cultivos frutihortícolas del centro oeste del país y una presencia estable en la ciudad de Buenos Aires. A partir del 70 se observa una difusión espacial de bolivianos por todo el país y se incorporan al mercado de trabajo argentino según la demanda de mano de obra en las economías regionales..( Judith Corinne Hughes Olga Marisa Owen )
La migración hacia la Argentina constituye una opción importante en la búsqueda de trabajo por lo que la mano de obra más joven, ingresando al país como trabajador por la temporada y regresar al país de origen periódicamente.
Las condiciones de propiedad de la tierra -existencia de un amplio sector minifundista- junto con las dificultades de subsistencia en el ámbito rural, han configurado causas permanentes de expulsión de población no urbana de países como Chile, Bolivia y Paraguay. Esto se comprueba específicamente en el caso de Bolivia con respecto a los departamentos de Tarija, Potosí, Chuquisaca y Cochabamba, de los que proviene hasta la actualidad el grueso de la migración de este país hacia la Argentina (cfr. Fuld, R.G.,1997 ).
Principios de la Colectividad Boliviana:



 Fuente Patricia Dreidemie

De acuerdo a datos de la Embajada de Bolivia en Argentina, de las 58.000 familias que habitan Pilar se estima que entre 2.000 y 2.500 corresponden a núcleos bolivianos. Además de desempeñarse en horticultura, en la zona también trabajan en la provisión de servicios de mantenimiento casas, parques y jardines . Como afirma Benencia (2006:149), los migrantes bolivianos han transitado por diferentes zonas hortícolas del país hasta que se asentaron en Buenos Aires. En un cierto número de años, entre diez y quince, los bolivianos han ido ascendiendo económicamente a través de lo que Benencia denomina “escalera hortícola boliviana”, es decir, ocupando distintas posiciones laborales en la actividad: peones, medieros , arrendatarios, propietarios y puesteros. Asimismo se destaca la flexibilidad que ha presentado la red para expandir el área hortícola hacia otros sectores de la Región Metropolitana en la medida en que el mercado de tierras presentó restricciones para seguir desarrollando la producción. Por ejemplo, ante la escasez de lotes accesible en el Partido de Escobar, la horticultura se expandió en los años noventa hacia Pilar y Exaltación de la Cruz. Es en este marco que debe comprenderse en el desarrollo de la horticultura en el partido. Los productores hortícolas de Pilar son de tipo familiar (70 %), con baja participación de asalariados y/o medieros, y con una media de menos de 5 hectáreas por explotación. La difusión del invernáculo no llega a un 20 % de las quintas. Todas estas características (pequeñas explotaciones familiares bajo arriendo) denotan la presencia de la colectividad boliviana en Pilar y un estadio joven del ciclo de la actividad hortícola


Sobre la ruta 25, los quinteros han emplazado la “Cooperativa de Provisión de Horticultores 2 de Septiembre”. Benencia destaca cómo en los últimos años, “se puede apreciar la emergencia creciente de mercados de distribución de productos, donde sólo pueden acceder a la tenencia de puestos de presentación y venta de frutas y hortalizas migrantes bolivianos, en carácter de asociados (..). Los bolivianos han extendido su poder de decisión hacia el eslabón más importante de la cadena agroalimentaria hortícola, que reside en la comercialización de los productos (..).
En los últimos años ya son tres los mercados de estas características que se han instalado en la zona norte del área hortícola bonaerense: Escobar, Pilar y Moreno.” En la actualidad, un porcentaje significativo de los canales de comercialización hortícolas de Buenos Aires están bajo influencia o control de los migrantes bolivianos. Inclusive, se ha registrado un creciente manejo de diversas bocas de expendio (verdulerías) por parte de bolivianos en distintos puntos de la ciudad, es decir, cubriendo el circuito completo producción-circulación-venta. Por otra parte, el manejo de un cultivo como la frutilla bajo nylon implica un nivel de inversión importante por parte de los horticultores. (Barsky 2007)
Trabajo y transformación del paisaje rural
La estructura parcelaria de las tierras ha soportado grandes modificaciones en los últimos años. La subdivisión de los campos que se observa se debe principalmente a procesos de sucesión hereditaria y los loteos por desarrollos urbanos.
De acuerdo al Censo Hortícola de la Provincia de Buenos Aires 2001, en la Región Metropolitana el 39,2 % de los quinteros eran de origen boliviano y que el 88 % trabajaba en carácter de arrendatario, mientras que 12 % lo hacía en carácter de propietario de la tierra. Los bolivianos han extendido su actividad en el marco de una fuerte reducción general de la superficie y número de explotaciones hortícolas registrada en las últimas dos décadas. Benencia (2006)










Muchas de las quintas que años atrás fueron trabajadas por productores tradicionales (portugueses, españoles, italianos y otros) fueron abandonadas en la década del noventa -por presentarse mejores o distintas oportunidades laborales, Estas tierras si no fueron convertidos en loteos o barrios cerrados hoy son cultivadas por migrantes bolivianos bajo el sistema mediería.
El mediero trabaja mediante un contrato que concibió con el poseedor de la tierra, bajo palabra, ante un escribano o juez de paz. Al respecto Benencia (1997: 160,161) manifiesta la conveniencia de estos contratos: "Para el medianero, ...con este sistema se siente más libre, no tiene horario de trabajo, y al final del ciclo puede acumular ciertos excedentes que le permiten acceder a determinados bienes (automóviles o parcelas) y servicios (educación para sus hijos; pasajes para ir y venir periódicamente hacia y desde Bolivia); una "vivienda" y alimento mientras desarrolla su actividad..."
Para el patrón, el sistema es ventajoso porque no tiene que controlar la ejecución de las tareas; si el medianero no trabaja no puede mandar verduras al mercado, por lo tanto no cobra.
El mediero realiza distintas tareas relacionadas con la producción de hortalizas, maneja el tractor, siembra, cosecha, desmaleza, embala, lava, vende, controla al peón y carga entre otras. Es quien decide qué plantar y la mayoría de las veces es quien compra la semilla y los agroquímicos, lo que lo hace partícipe de los gastos que se tienen en la producción. Tal como manifiesta Benencia (1995: 100) la funcionalidad del mediero está dada porque "...el productor, al "asociarse" con el mediero en la realización de determinado cultivo, tiende a reducir, o mejor dicho, a "compartir" riesgos que la producción del mismo implica".
El poseedor de la tierra, en carácter de propietario o arrendatario, también es denominado patrón, es un agente relevante, participando en la compra de las semillas, es el dueño del tractor y es quien acondiciona la tierra para el trabajo agrícola.
El peón es contratado por el mediero y recibe una paga por día o por tanto (porcentaje de la venta final) al término de la temporada. La mayoría de ellos son bolivianos jóvenes, aunque en ciertas ocasiones contratan argentinos. Generalmente existe una relación de parentesco entre el peón y el mediero o arriban a la chacra en busca de trabajo ante el comentario de un pariente o paisano. Desarrolla todo tipo de labores que le indique el patrón y es habitual que sea ocupado en aquellas que demandan mucha mano de obra como carpir o cosechar.

Organización del trabajo hortícola
Las siguientes son labores que se ejecutan para la práctica de la producción hortícola
• Acondicionamiento del suelo: consiste en preparar el suelo para la posterior producción.
• Producción de plantines: se realiza en almácigos o los compran.
• Siembra: se realiza por surcos o tablones.
• Fertilización y cura: se hace utilizando fertilizantes naturales y químicos.
• Carpida: tarea que permite sacar la maleza mediante el uso del caballo, tractor chico o a mano.
• Riego.
• Cosecha: se efectúa en forma manual.
Aquel cultivo cuyo ciclo productivo lo permite, se siembra cada quince o veinte días. Esta modalidad se realiza a fin de obtener varias cosechas de una misma hortaliza durante la temporada y abastecer la demanda del mercado en forma ininterrumpida.
Todo aquel cultivo que no logra venderse, no es cosechado y el productor procede a pasar el disco y se siembra otra verdura que tal vez tenga más posibilidades de venta.
Existen especies de hortalizas cuyo ciclo productivo permite el cultivo una sola vez al año como es el caso de la Frutilla de gran importancia en el partido de Pilar por su grado de especialización .
El control de la maleza es una tarea que se efectúa constantemente para evitar que la misma invada la plantación. Utilizan para ello la azada con mango corto, surco por surco, extrayendo la maleza. Generalmente, los medieros contratan peones (jóvenes bolivianos) para este tipo de tareas ó la realizan los miembros de la familia
Para el control de plagas se hace uso de pesticidas, los hombres con una mochila en la espalda, realizan la cura.
La cosecha es una labor que se realiza en forma manual. Participa mano de obra familiar y en ocasiones contratan personas por día (peón).
La verdura es cosechada de acuerdo a los horarios de los distintos mercados que son destinados . Se almacenada en jaulas en lugares próximos a la vivienda, puestos de venta o depósitos (galpón).
La cosecha de zapallitos, tomate, morrones, pepinos, chauchas y maíz se hace de la planta con canastos o baldes, para luego clasificar, embalar en jaulas o bolsas quedando preparados para la venta. En esta actividad participan hombres y mujeres indistintamente.
La carga en los medios de transporte, por lo general se hace a altas horas de la tarde o durante la noche, actividad en la que participa mucha mano de obra.

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Estrategias agrícolas y tecnología aplicada
Con el propósito de mejorar el rendimiento de la producción prueban nuevas semillas y técnicas que adquieren a través de las redes intra regionales con otros productores hortícolas bolivianos o bien de su propia experiencia en otros circuitos agrícolas. Los productores tradicionales también son fuente de información muy valiosa en cuanto a técnicas y semillas.
Los horticultores bolivianos que han trabajado en la práctica del cultivo bajo cubierta en otros centros productores, que disponen de capital para realizar inversiones han implementando esta técnica . Se trata de una práctica que los bolivianos implementan combinando con la actividad hortícola a campo y que al decir de Benencia (1997: 115) es "novedosa", que presenta beneficios y riesgos por tratarse de una práctica que requiere el conocimiento de un paquete tecnológico que incluye manejo de riego por goteo, humedad , temperatura etc.
Comercialización
Desde el arribo del migrante boliviano , la venta de verduras se realiza de distintas maneras, una de ellas es en la misma quinta donde se produce gran variedad de hortalizas.
Otra modalidad de venta es por pedido que se realiza mediante el uso del celular. El comprador efectúa el pedido y posteriormente retira lo solicitado en la quinta o bien el productor boliviano, que posee un medio de transporte, traslada la mercadería al comercio en la ciudad.

Familiares de productores bolivianos concurre a las zonas urbanas a vender la producción en la modalidad de venta ambulante, y es frecuente que vendedores ambulantes no bolivianos, les compren y revendan en barrios de ciudades cercanas.
Existen propietarios bolivianos con características empresariales. Estos abastecen a mayoristas (supermercados , Restaurantes y Comedores industriales y Escolares. Para completar la carga del equipo (camión y acoplado) se concentra la producción de otros bolivianos en el galpón construido en la chacra de su propiedad. Cuando la demanda es mayor a su producción, le compran a otros productores , buscando siempre bajos precios.
El sujeto migrante boliviano habita las viviendas antes ocupadas por los propietarios tradicionales o en viviendas de construcción precaria existentes en la quinta, generalmente una o dos habitaciones cercanas al galpón.

Las habitaciones se edifican una a continuación de la otra y cada habitación posee puerta y una ventana de pequeñas dimensiones en las que generalmente el vidrio es reemplazado por polietileno. Cada habitación es ocupada por una familia formada por cuatro o más miembros. La organización del espacio inmediato a la vivienda se caracteriza por la presencia simultánea del horno de barro, las herramientas de trabajo (arado, disco, escardillo, palas, azadas, tractor, acoplado y otras), jaulas y cajones, ropa secándose sobre arbustos o alambrado, bicicletas, camionetas ó camiones.
Las viviendas de propietarios tradicionales se diferencian de las anteriores porque están construidas de ladrillos, muchas de ellas revocadas y pintadas. El espacio contiguo a la vivienda posee un cerco vivo, flores, y el galpón en el que se depositan las herramientas de mano (palas, azadas), los agroquímicos , el tractor y vehículo. El cerco vivo y/o alambrado delimitan el sector de la vivienda con la tierra labrada. Los bolivianos que ocupan la antigua vivienda, no conservan el jardín de flores y ese espacio cercado es utilizado para almacenar verdura cosechada, jaulas, cajones etc.


Diariamente y en reiteradas oportunidades durante el día, se trasladan de una quinta a otra en tractor. Este movimiento se debe a que producen verduras en quintas distantes unas de otras y deben trasladar personas para trabajar, herramientas, insumos y verduras cosechadas. Generalmente concentran las verduras en la chacra en donde residen para su posterior venta.

CARACTERISTICAS DE LOS PRODUCTORES HORTICOLAS
Pilar creció en el aspecto económico y demográfico tal como ocurrió en todo el territorio argentino, hasta la década del 50 por la inmigración de italianos, portugueses y de otros países europeos. Los Españoles en su mayoría de origen vasco trabajaban en los tambos para abastecer de leche fresca a Buenos Aires . Esta actividad prácticamente ha desaparecido en este partido,
La diversificación de la producción y el acceso a nueva tecnología derivó en la modernización de las producciones agrícolas apareciendo otras actividades como la Avicultura y Floricultura, esta principalmente por la Colonia Japonesa asentada en la localidades de Zelaya en Pilar y Loma Verde en Escobar a fines de los años 60.
Al reducirse los campos por las sucesivas subdivisiones la agricultura fue cambiando con el ingreso de productores hortícolas, La declinación de la economía se agrava desde finales de los años 80 con la sobre oferta de productos y baja de precios. Desde 1990, y reflejo de la situación nacional, el retroceso económico fue general para la actividad hortícola.
Ante la falta de rentabilidad, los productores comienzan a vender o arrendar sus tierras. En este escenario de abandono y decadencia económica se incrementa el arribo de familias de origen boliviano que se asientan en el espacio rural e inician una práctica hortícola que transforma fuerte la actividad hortícola de la región.

La producción hortícola está basada fuertemente en el trabajo familiar, y demandante durante ciertos momentos del ciclo productivo, de una importante cantidad de mano de obra extra predial con trabajadores temporarios durante las etapas de desbrote, cosecha, atado y embalaje, fundamentalmente en los meses de verano, hasta la década del 80 por trabajadores provenientes del noroeste y noreste del país, que eran contratados como jornaleros con pago diario, semanal o quincenal, o tanteros con retribución por producción; a la vez que parte de la provisión de fuerza de trabajo se canalizaba bajo la figura de la mediería.
La mediería no se puede entender como trabajo asalariado, ni a la figura de "socios". La misma relaciona a un propietario o arrendatario denominado “patrón” que aporta la tierra, y tecnología y capital operativo; con un trabajador que se denomina “mediero” , que se hace cargo de proveer la fuerza del trabajo con toda su familia , pero no en términos del arreglo formal, la mano de obra aportada por su familia y, en los momentos de mayor demanda, la provisión de trabajadores eventuales contratados por él mismo. En algunos casos el mediero aportará también un porcentaje de los insumos, tales como semillas, fertilizantes, agroquímicos.
El mediero es calificado como un "socio" por parte de los patrones; sin embargo, se le exigen en este contexto atributos que se definen como encuadrados como peones. Por otra parte, la ambición, la claridad para perseguir intereses a costa de circunstancias y sacrificios- atributo que aparece en la caracterización de ciertos medieros bolivianos - funciona al mismo tiempo como valoración positiva y negativa según se lo esté definiendo implícitamente en la categoría de "socio" o de "empleado". En la mayoría de los casos el convenio de mediaría se realiza mediante un contrato "de palabra" entre ambos sujetos; por el cual propietario y mediero se reparten distintos porcentajes del precio de venta del producto, desde un 50 % para cada una de las partes, hasta un 60-65 % para el patrón y un 40-35 % para el mediero. A su vez, la situación se modifica si la producción, en vez de ser a campo, es realizada bajo cubierta. En este caso, el porcentaje percibido por el mediero variará entre el 25% y el 35%. (Archenti, Tomas)
La búsqueda de mano de obra temporaria generalmente está a cargo de los medieros. En el caso de los bolivianos esto se realiza a través de una red de relaciones entre parientes y coterráneos, e incluso algunos medieros viajan periódicamente a Bolivia para buscar trabajadores , estableciéndose una relación práctica de continuidad de demanda y provisión para próximos periodos. El boliviano absorbe desde niño la cultura del trabajo, trabaja de sol a sol, no respeta horarios ni feriados , le interesa su producción, la toma como propia. Por otra parte, se valoran -en una forma de prejuicio positivo-ciertas condiciones de resistencia física ante las condiciones climáticas en que se desarrolla el trabajo, su dureza .
Siendo la modalidad de contratación del mediero mayoritariamente informal, se ven dificultados el acceso a beneficios sociales. Por otra parte, las actuales políticas tendientes a blanquear la situación de los trabajadores hortícolas provocarían una disminución de sus ingresos que en la mayoría de los casos tienen una economía de resistencia. En las explotaciones mayores y en los casos de medieros con un tiempo prolongado de residencia y trabajo, en vías de una capitalización que permita convertirse en patrón si es mediero mediante el arrendamiento de tierra. El ascenso del patrón es eventualmente la compra de la tierra , y/o el acceso a la comercialización de los productos .
La presencia de familias completas en la huerta, es un cambio significativo. Las mujeres son mano de obra importante para la cosecha y la venta de verduras, no es habitual que ellas realicen el riego y la cura. Ellas concurren a realizar las labores agrícolas con sus niños. A los más pequeños los transportan en sus espaldas o los dejan durmiendo en una cama improvisada bajo la sombra de un sauce, álamo o acoplado. Es habitual el alimentarse en el mismo lugar de trabajo, por lo que construyen pequeños fogones, donde hierven verduras.
Los niños en edad escolar participan en ciertas actividades agrícolas como cosecha, lavado y embolsado de zanahoria, etc. respetando el horario de concurrencia a la escuela.
El conjunto de tareas y sus diferentes actuaciones siguen las líneas divisorias de edad y sexo. En el caso de las mujeres además del trabajo especifico de la quinta, deben encargarse de la totalidad de tareas domésticas (compra y preparación de la comida, limpieza de la ropa, crianza de los hijos , comercialización de los productos etc), las mismas realizan, a la par del hombre, las labores de la quinta y en muchos casos atienden también el puesto en el mercado y la venta callejera.. La incorporación de los niños al trabajo se realiza a muy temprana edad, cuestión que aparece como culturalmente aceptado .


CARACTERIZACIÓN DE PRODUCTORES HORTICOLAS

El cinturón verde de Buenos Aires, como toda estructura agraria, ha venido mostrando una conformación heterogénea de productores, en la que se destaca a existencia de un grupo importante, desde el punto de vista cuantitativo, de productores de tipo familiar – que poseen explotaciones entre 5 y 10 ha y representan el 50 % del total- , y un número más reducido de productores de tipo empresarial – que son poseedores de superficies mayores de 20 ha y representan el 10 % de la totalidad-

Los productores de origen italiano y portugués son de tipo empresarial en la mayoría de los casos, aparecen identificados por una parte con las características del "patrón"; por otra, son asociados uniformemente (más allá de los tipos o escalas de explotaciones a cuyo frente estén), con una gran capacidad de trabajo y sacrificio en orden de progreso, perseverancia, capacidad para "ver el negocio", para ejercer un control sobre todas las etapas del proceso productivo, para invertir y "agrandarse".
La categoría "criollos" agrupa a los trabajadores provenientes de provincias argentinas, sin distinción inicialmente, aunque luego aparecen referencias a salteños y santiagueños como los trabajadores más calificados pero también son vistos por los patrones como los más conflictivos. Los mismos son identificados cada vez más en la actualidad con el trabajo temporario. Los criollos temporarios están especializados en determinadas tareas, sobre todo el embalaje, aunque también son en algunos casos medieros. Los bolivianos son fundamentalmente medieros, temporarios o estables. A su vez, cada uno de los grupos es definido como siendo portador de ciertas características inherentes, que se asocian al desempeño del trabajo o al lugar ocupado en la cadena laboral.
Los así llamados criollos aparecen con atributos positivos y negativos que se asocian con el desempeño laboral. Dentro del universo de temporarios, los santiagueños aparecen desarrollando una especialización en las tareas de embalaje, las cuales han requerido hasta ahora de una técnica artesanal para la cual se requiere destreza y experiencia. Los propietarios sostienen que para el embalaje del tomate se busca la "tercerización", es decir su realización por mano de obra extrapredial; dado que para el mismo es importante una mirada distinta a la del mediero ni la del patrón, pues a ese nivel los dos compartirían intentarían todo lo producido ( en el sentido de no realizar un control de calidad para poder enviar la mayor cantidad de producción al mercado). En este caso la figura del tantero para embalar el producto , dado que su interés también sería llenar en menor tiempo la mayor cantidad de bultos; la respuesta implica la visibilidad y el control ejercido sobre el trabajo del mismo, al tiempo que una asignación de prestigio. -
El componente fundamental de dicha asociación es de provincianos argentinos. La ausencia de bolivianos en la misma se encuentra relacionada -en el discurso de sus dirigentes- con el hecho de que los mismos, al no reclamar sobre sus condiciones de trabajo y salario, inciden de modo negativo en la posibilidad de llevar adelante reivindicaciones sectoriales.

Según Roberto Venencia se puede llegar a considerar dos grandes formas representativas del sector hortícola :

a) Pequeños productores hortícolas familiares – los más numerosos, que han sufrido en el periodo un proceso de descapitalización o de diferenciación hacia abajo y que apelan a la estrategia resistencial, con objeto de mantener su situación de equilibrio inestable,

b) Horticultores empresarios, los menos numerosos, familiares en su origen , pero que , apelando a una estrategia de expansión flexible, han logrado capitalizarse y diferenciarse hacia arriba.



a) Pequeños productores hortícolas familiares

Las explotaciones agropecuarias de pequeños productores son aquellas en las que el productor o socio trabaja directamente en la explotación y no posee trabajadores no familiares remunerados permanentes. (DEFINICION DE PEQUEÑO PRODUCTOR – ESTUDIO IICA – PROINDER)


En este estrato de pequeños productores familiares ( de resistencia) ocurre una situación particular:

Escala muy reducida
Deficientes recursos de estructura
Falta de organización
Falta de acceso al crédito
Dificultad en la comercialización
No suelen tener puesto en los mercados.
Bajos Ingresos que no permiten superar la situación de estancamiento y tendencia a la desaparición.
Los productores familiares ( de resistencia) son por idiosincrasia minifundistas.

Se podría caracterizar a los pequeños productores de acuerdo a los siguientes tipos.

Tipo 1: productor familiar que dispone de algún tipo de capital , y a pesar de la escasez relativa de los recursos con los que cuenta, puede evolucionar. Requiere para sostenerse de Servicios de apoyo como programas de apoyos productivos como Proinder de la Sagpya y Profam del INTA

Tipo 2: estrato intermedio de productor familiar que posee una escasez de recursos tal que no le permite evolucionar, sino mantenerse en la actividad. Requiere para sostenerse de Servicios sociales básicos

Tipo 3: productor familiar cuya dotación de recursos no le permite vivir exclusivamente de su explotación y mantenerse en la actividad. Su mantenimiento en el campo se explica por el aporte de los programas públicos de asistencia social


b) Horticultores empresarios

Tipología de los productores PYME
Del total de explotaciones agropecuarias del país (380.000), se calcula que el 42% corresponde al estrato de pequeño y mediano productor (158.000), entre las cuales aproximadamente 128.000 constituyen la población objetivo del programa Cambio Rural del INTA, ya que obtienen un ingreso neto anual inferior al requerido (estimado en 10.000 dólares en 1992 ), para financiar sus necesidades familiares y la evolución de la empresa.


Los productores medianos se distancian en algunos aspectos estructurales de la caracterización de los pequeños (mano de obra familiar y pobreza de medios de producción). Pueden reproducir sus actuales condiciones de producción, controlando el ciclo económico a corto plazo, en el sentido de asegurar su continuidad, con cierta incertidumbre a mediano plazo, relacionada con la “carrera tecnológica”. Algunos autores enfatizaron en estos productores los aspectos empresariales, llegando a hablar de entrepreneurs: especializaciones productivas, presencia de capitales de origen extrapredial, búsqueda del control de la comercialización y de nuevos mercados e intervención sistemática de técnicos. (Feito, C 2005)
Situación de los horticultores empresarios
Escala mediana o alta
Suelen tener puesto en el mercado
Suficientes recursos de estructura
Sistema organizativo empresarial
Con acceso al crédito
Con sistema de comercialización
Ingresos que le permitan progresar y superar la situación de estancamiento , con los productores involucrados -por idiosincrasia- con una mentalidad empresarial

Se podría caracterizar a los pequeños productores de acuerdo a la siguiente tipología.

Tipo A: productores hortícolas altamente capitalizados - Parte de su producción la cultiva bajo invernáculo - Poseen al menos un tractor de menos de 10 años, cámara de frío y transporte para llevar al mercado productos en condiciones frescas. Suelen ser propietarios de la tierra. Cumplen con las condiciones que piden los grandes supermercados para los productos hortícolas. Están registrados. Tienen un sistema organizativo comercial

Tipo B: productores hortícolas medianamente capitalizados , con superficie bajo invernáculo - Posee al menos un tractor de menos de 15 años, y transporte para llevar al mercado. No llegan a cumplir con las condiciones que pide los grandes supermercados y no disponen de cámara de frío.

Tipo C: productores hortícolas escasamente capitalizados. Tractor de más de 15 años . Están lejos de llegar a cumplir con las condiciones que pide los grandes supermercados
Son productores que por su idiosincrasia no evolucionan. Su mantenimiento en el campo se explica por que no encuentra otra fuente de ingresos.













Las lógicas de los productores hortícolas Elaboración de Cynthia Pizarro en base a Benencia 1994:

“Este cuadro da cuenta de un proceso de cambio social en la estructura social hortícola (Benencia 1994):
- Lógica de expansión flexible: horticultores familiares que se transformaron en empresarios.
- Lógica de resistencia: horticultores familiares que o bien desaparecen del área arrendando su tierra, o se mantienen en ella, pero descapitalizados y en situación de equilibrio inestable.”

“No se debe suponer que la diferencia entre ellos está dada por la superficie cultivada ni por la contratación de asalariados o medieros. Esto último se debe a que la superficie cultivada depende, entre otras cosas, de la tecnología, del tipo de cultivos, de la mano de obra familiar y contratada disponible y de la posibilidad de colocar la producción en el mercado. Por otra parte, la contratación de asalariados o medieros es realizada tanto por los productores familiares como por los empresarios, dependiendo de la cantidad de personas disponibles para trabajar en la familia del productor, de la superficie y tipo de estrategia productiva, de los cultivos y del calendario productivo, entre otras variables.”

Lógica empresarial Lógica de resistencia
Tierra - Uso intensivo (2 o más veces)
- Expansión flexible a través de arrendamiento - Uso 1 vez promedio.
- Superficies de hasta 10 has.
- Reducción: se dan lotes en arrendamiento
Capital Gracias al capital, al asesoramiento técnico y/o al crédito:
Tecnología biológica, química y mecánica de alta generación
Cultivo bajo cubierta Escasez de capital, crédito y asesoramiento técnico:
Maquinaria obsoleta, uso selectivo de insumos y de cobertura plástica (frutilla en surco-barracas de tomate)
Trabajo Contrato de asalariados y medieros:
- patrón y miembros de su familia: dirección y gestión, manejo de maquinaria y venta de la producción.
- mediero con su "propia" mano de obra: preparación, siembra, mante-nimiento y cosecha, embalaje y carga. Producción familiar y contrato de medieros (1) para atenuar riesgos.
Producción Especialización. Atiende demanda especializada; cultivos primicia o tardíos. Diversificación. Demanda del consignatario.
Comerciali-zación Dueños de transportes, consignatarios.
Dueños o socios de puestos en mercados. No participa. Vende al consignatario (pagos diferidos, pérdida de identificación de la mercadería, precios no transparentes)


El Censo 2005 demuestra que de un total de 2.934 explotaciones hortícolas de la provincia, sólo 547 (19 %) contaron con algún tipo de financiamiento externo, en su mayor parte (más del 80 %) proveniente parcial o totalmente de proveedores de insumos y préstamos informales. Asimismo, 2.725 (93 %) no contratan ningún tipo de seguro en una actividad como la horticultura. La escasez del crédito en países como la Argentina lleva al replanteo de la necesidad de implementar políticas crediticias para el sector, como una forma fundamental de sostenimiento de los espacios periurbanos, así como políticas de inclusión social y educativas, pues de 3.400 productores hortícolas relevados por el Censo, 2.461 (72 %) sólo poseen estudios primarios completos o incompletos (22).
A través de un conjunto de estrategias diseñadas al efecto parece posible lograr que una porción importante de esa población , a través del cambio tecnológico, acceda a niveles empresariales para lo se creó un medio de intervención específico. Mencionamos algunos de los programas existentes.

El Programa Para Productores Familiares (PROFAM)

Es Beneficiario del PROFAM aquel productor que trabajando en forma directa en su establecimiento agropecuario, con la colaboración principal de la mano de obra de su familia obtiene un ingreso neto superior a 3.500$/año e inferior a 10.000 $/año (1998 1 $ = 1 U$) como resultado de sus actividades productivas, monto que configura la parte principal del ingreso familiar.

Se estableció un límite superior de extensión en ha y de capital (sup. cultivada y unidades ganaderas), variable por región

CAMBIO RURAL
Es Beneficiario del Programa Cambio Rural aquel productor que trabajando en forma directa o indirecta en su establecimiento agropecuario, con la colaboración principal de la mano de obra asalariada o por medieria que obtiene un ingreso neto superior al equivalente de 10.000 $/año en el 1998 cuando 1 $ = 1 U$ como resultado de sus actividades productivas.

La propuesta de Reconversión Productiva del programa se basa en el diagnóstico de que el modelo tradicional de comercialización de los productores hortícolas no responde a las exigencias del mercado en cuanto a volumen, tiempos y calidad de los productos. Hoy los supermercados son los que imprimen los ritmos de la comercialización y este cambio de escenarios deja a un gran sector de los productores en la marginalidad (Feito,1999). Además, las exigencias del mercado requieren de la aplicación de paquetes tecnológicos, inaccesibles para la mayoría de estos productores. Desde la administración del programa se definieron propuestas para: i) el cambio tecnológico: incorporación de cultivos bajo cubierta, riego por goteo, fertiirrigación, nuevas variedades de híbridos, etc; ii)estrategias comerciales: ventas directas a supermercados y abastecedores, formas asociativas de comercialización y de producción. En la práctica, los promotores realizaban mensualmente una visita técnica a cada productor y una reunión grupal para planificar y discutir cómo continuar con las actividades emprendidas por el grupo. El programa era concebido por algunos productores como un modelo asistencial, esperando obtener subsidios monetarios, percibiendo a las reuniones grupales como una instancia de reclamo gremial e identificando a los promotores con agentes del Estado y posibles canalizadores de sus demandas. ( Feito 2005)

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CONCLUSIONES

El objetivo general de este trabajo es encontrar indicadores para conocer las características de los productores para poder identificar lineamientos de políticas que permitieran mejorar las condiciones y mecanismos de inserción de los pequeños productores hortícolas
Desde distintos niveles de intervención se está dando apoyatura al sector hortícola con fines de conservar el borde periurbano con ayuda económica destinada, entre otros objetivos, a gestionar y apoyar económicamente el desarrollo del cinturón verde.
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A través de un conjunto de programas de intervención existentes en el territorio parece posible lograr que una porción importante de esa población de pequeños productores familiares , a través del cambio tecnológico, acceda a niveles empresariales

Caracterizando a los productores se puede entender mejor las modalidades de gestión, las formas de comercialización adoptadas y de esa forma determinar su tipología y determinar los distintos tipos de audiencias de los programas existentes de la SAGPyA, INTA, Municipios y de Desarrollo Social.

Para lograr estos objetivos se debe encontrar los indicadores adecuados para intentar definir o tener una estimación de quiénes y cuántos están en las distintas situaciones que se desprenden de las tipologías. Es decir, conocer quienes poseen estructura empresarial y son viables, quienes de la misma condición se están descapitalizando, quienes "de resistencia" pueden evolucionar hacia una mayor capitalización, quienes "de resistencia" se mantendrían como están sin evolucionar y quienes son inviables

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