sábado, 31 de julio de 2010

ESTRATEGIAS DE PRODUCCIÓN DE HORTICULTORES BOLIVIANOS EN LA LOCALIDAD DE GENERAL DANIEL CERRI . Prof. Ma. Belén Kraser ; Dra. Cecilia Ockier

Palabras clave: Horticultura- Bolivianos- Estrategias- Tecnologías- Prácticas culturales

Presentación de la temática

La localidad de General Daniel Cerri situada a 15km de la ciudad de Bahía Blanca ha sido un espacio receptor de contingentes migratorios y, propicio para la práctica hortícola. En sus comienzos esta tarea servía sólo para la subsistencia, es decir para el mantenimiento de la familia, con el paso del tiempo se convirtió en una actividad rentable. Si bien el período mencionado se corresponde con el arribo y arraigo de migrantes europeos y sus descendientes, desde hace más de tres décadas la horticultura ha pasado a estar casi por completo en manos de la última gran oleada que ha sido la de migración limítrofe de bolivianos. Esta situación no se distancia de la realidad territorial nacional ya que nuestro país se ha forjado a lo largo de su historia con distintos arribos de migrantes; europeos sobre todo en la etapa colonizadora y a partir de la segunda guerra mundial una marcada inflexión en el origen del inmigrante posicionó a Latinoamérica como el territorio de mayor drenaje.

“Los inmigrantes bolivianos en el sudoeste bonaerense llevan décadas de permanencia conformando grupos compactos de relaciones socioterritoriales que comienzan a definir ámbitos relativamente estables de interacción con reglas de juego específicas y legalidades aceptadas que hacen al país receptor” (Galassi y Fittipaldi, 2007:7).
Las estrategias de vida de estos grupos están caracterizadas por la necesidad de sobrevivir a condiciones ambientales, económicas, ecológicas y socioculturales que les resultan adversas. La cotidianeidad de las familias migrantes está signada por la marginación del medio en el cual actúan, marginación que proviene de la misma sociedad en donde se les ha reservado el rol de mano de obra barata para la realización de actividades a las cuales el nativo no quiere acceder.

Ante la imperiosa necesidad de afincamiento en el nuevo lugar elegido como destino los grupos de bolivianos desplegaron todo tipo de habilidades. “La estrategia migratoria desarrollada por esta comunidad, muestra una estructura organizativa informal, sumamente eficiente y exitosa, la cual favorece la continuidad en el proceso migratorio, mientras que los cambios operados en el sistema de trabajo y los efectos de la nueva ruralidad han generado el desarrollo de otras estrategias de instalación e inserción en el mercado laboral” (Galassi y Fittipaldi, 2007:1).

La población del altiplano en un principio comienza trabajando como asalariados o como medieros en explotaciones familiares capitalizadas. En ciertos casos y como consecuencias de la autoexplotación sufrida logran, con el tiempo, una cierta capitalización que les puede permitir alcanzar el escalón de propietarios. Esta evolución de medieros a pequeños propietarios no se produce fácilmente, incidencias indirectas como problemas climáticos o características adversas del mercado actúan desfavorablemente en la consecución de un predio más extenso que les permita lograr un dinero adicional y así alcanzar la independencia económica.

Hoy la horticultura se ha convertido en un circuito económico característico del área de estudio. Todo circuito socio-económico relaciona procesos naturales, socio-culturales y económicos, la clave para el entendimiento de estas fases es conocer a los actores involucrados, este conocimiento nos posibilita interpretar la permanencia, modificación o desaparición de prácticas culturales.

Si bien como se menciona el desplazamiento, la instalación, la inserción y subsistencia en el nuevo espacio están sujetas al despliegue y puesta en práctica de numerosas estrategias, el objetivo de la ponencia se orienta a identificar y analizar aquellas de carácter productivo, implementadas por los horticultores bolivianos en el circuito hortícola de la localidad. Debido a que la práctica con legumbres comestibles que dichos actores realizaban en Bolivia era sólo de subsistencia, es al trasponer la frontera cuando deben adquirir los aprendizajes necesarios y llevarlos a la acción para realizar las labores con fines comerciales. Esto se corrobora con lo expresado por los mismos actores que comentan que a diferencia de su país natal en Argentina no pueden vivir sin sueldo. En este traspaso de manutención hacia una producción comercial se identifican distintas estrategias en cada eslabón productivo de la cadena económica, vinculadas fundamentalmente a toma de decisiones, tecnologías y modernización.

La postura en la que se sustenta la presente ponencia adopta la definición propuesta por Caracciolo y otros (1981) en lo referente a las estrategias productivas las cuales son entendidas como los modos en que se utilizan o instrumentan los recursos productivos y las relaciones con los mercados; comprendiendo, entre otras, las decisiones respecto al: tipo de actividad, composición interna del capital, organización del trabajo, manejo técnico, forma de provisión de insumos, fuentes de financiamiento de la producción, destino de la misma y manera de comercialización. Como resultado de la combinación de las estrategias asumidas se verifican respuestas socio-económicas, entre las que pueden mencionar: resultado físico, logro económico, nivel de empleo, calidad de vida, marginalidad y migraciones.

La metodología de trabajo se basa en lecturas e interpretación de bibliografía pertinente con el objeto de definir el marco teórico. Desde la mirada microsocial se incorpora la categoría analítica de estrategia de sobrevivencia que considera a los actores como activos participantes que procesan información y construyen estrategias en sus interacciones con otros actores del proceso agrario hortícola. Esta categoría es abarcativa al considerar la interacción de diferentes prácticas y actividades que desarrollan los grupos de bolivianos en el área-estudio que les permite “la reproducción material cotidiana y social orientadas por una racionalidad que busca optimizar los escasos recursos disponibles en sus hogares” (Cariola, 1994:145). Para ello hemos utilizado la metodología sustentada en la aplicación de técnicas cualitativas para la confección de entrevistas semiestructuradas las cuales fueron implementadas a informantes claves y agentes involucrados directamente en las tareas rurales minifundistas. “En la zona que nos ocupa un productor minifundista es aquella persona que muestra carencias o escasez de recursos naturales y económicos por motivos diferentes: parcelas pequeñas en función del núcleo familiar, tenencia precaria de la tierra, baja remuneración salarial, mano de obra familiar, falta de tecnología y asesoramiento adecuado, dificultad de acceso al crédito, ausencia de participación efectiva en los mercados, etc” (Ockier, 2003:131).

El abordaje cualitativo concerniente a la problemática de los inmigrantes bolivianos en el área-estudio permite corroborar la existencia de cadenas migratorias con estudios de casos y en esta perspectiva se consideran las biografías individuales en conexión con la temporalidad familiar e histórica como fuente informativa básica para la confección de esta ponencia.

El estudio de los desplazamientos migratorios constituye un tema de interés en el marco del sistema de globalización económica que estamos viviendo ya que el mismo arrastra un proceso de unificación de la cultura y de las prácticas sociales con la consiguiente resignificación de conceptos y valores. La mayoría de estos movimientos obedece a la búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida, situación que resulta de la combinación e interacción de diversos factores estructurales en su gran mayoría asentados en el problema económico. Investigadores vinculados con ésta temática sostienen que los movimientos migratorios internacionales pueden considerarse como una estrategia de sobrevivencia, mientras se mantenga la imposibilidad de definir y poner en acción políticas de desarrollo nacional que permitan a las personas la formulación de proyectos de vida en sus países de origen, los desplazamientos adquirirán cada vez mayor importancia.

La acción de emigrar lejos está de ser una decisión simplista, implica en primera instancia una actitud de desarraigo de una importante cantidad de formas tradicionales y cotidianas de pensar, sentir, trabajar, actuar y vivir. La incorporación de mano de obra extranjera al mercado laboral del país receptor suele arrastrar consigo cambios y reacomodamientos que afectan directamente al sistema social sobre todo en las estratificaciones más bajas. Autores como Lee (1975) Ortiz de D’Arterio (2001-2002) Steimbreger, Radonich, Bendini (2003) coinciden en señalar que si bien el salario es el factor más significativo, el mismo se inscribe en una actitud no concreta y efectiva al momento de emigrar, sino anhelada. Aquí la decisión de desplazamiento de un espacio hacia otro, está inserta en un deseo esperado de obtener un salario mejor. A esta causales de traslado debemos agregar situaciones preferenciales en cuanto a servicios de salud y educación que algunos países ofrecen (Argentina) en relación a otros Estados de América Latina.

La evolución de las prácticas hortícolas vinculadas al proceso de asentamiento en la localidad

Centrándonos en el caso de nuestra área-estudio, en similitud con otros poblados que han sido originados y han evolucionado vinculados a la llegada de inmigrantes, es viable determinar distintas fases en el devenir de la horticultura. Consideramos conveniente teniendo en cuenta el binomio inmigración-horticultura, realizar una sucinta interpretación basada en los aspectos relevantes de las fases establecidas por Lorda (2005), quien tomando como eje de entrada la actividad hortícola, menciona que se pueden definir tres etapas. Es en las últimas décadas en la que la actividad manifiesta un transvase de inmigrantes europeos hacia inmigrantes limítrofes.

La primera de las etapas, se circunscribe entre los años 1876-1930 y, corresponde a una horticultura de tipo familiar. Se inicia en el momento de la fundación de la localidad; la quinta era considerada como parte integrante de la casa de cada familia, tradición propia de los primeros pobladores del lugar, venidos sobre todo de España y de la Península Itálica. Poco a poco, la población inmigrante se incorpora al mercado laboral a través de diferentes trabajos siendo uno de ellos el cultivo de hortalizas y verduras. El aprendizaje se adquiría por la práctica recibida de los mayores que trataban de infundir, a través de sus enseñanzas, sus propios conocimientos. En aquel momento se presenta el inconveniente de la falta de racionalidad en la administración del agua para riego; ese problema llevó adelante un reclamo que dio lugar a la creación de la Delegación Municipal de General Cerri en 1899 (dependiente del gobierno bahiense), con el objetivo principal de contar con la presencia permanente de un funcionario que vigilara y distribuyera el agua de manera más equitativa (Marenco, 1994).
En este período las prácticas llevadas a cabo comienzan a modificar las características ambientales del área; una de dichas incidencias se verifica en la vegetación. El espacio se caracteriza por ser un ámbito de convergencia de tres provincias fitogeográficas, el espinal, el monte y la pampeana (Bróndolo y Bazán, 2000).En la flora autóctona del espacio de estudio predominan las especies inherentes a la estepa pampeana y corresponden a los géneros Stipa, Poa y Festuca; mientras que adaptadas a las condiciones de mayor aridez se encuentran plantas pertenecientes al espinal, como chañar, caldén y manca caballo. En la ribera del río, debido a la mayor humedad se observan cortaderas y cola de zorro. Este paisaje autóctono paulatinamente comienza a modificarse con la introducción de vegetación arbórea con fines de protección para los distintos cultivos compuesta por álamos y tamariscos principalmente.

La segunda etapa, corresponde al período 1931-1950 y se caracteriza por una actividad hortícola organizada. En esos años la quinta pasó a ser un negocio familiar, por lo tanto, la familia se dedicaba a la huerta con un sentido comercial, adoptando la iniciativa de empresa. La actividad era rudimentaria y manual, las herramientas escasas y el abono suplanta a los fertilizantes. El ciclo productivo estaba directamente condicionado por las inclemencias del tiempo (incluso se trabajaba de noche en la cosecha para evitar que el frío, o la exposición al sol en verano, echara a perder las hortalizas). Se comercializaba en forma domiciliaria, lo producido se transportaba de casa en casa mediante distintos vehículos de tracción a sangre. Esta forma de trabajo se desarrolló en el espacio hortícola del área Sauce Chico, Colonia La Merced y Alférez San Martín, pertenecientes a la Delegación Municipal Cerri, alejadas unos 10 a 20 km del área urbana de la localidad. Actualmente es el sector en el que la práctica hortícola perduró y se afianzó; mientras que en General Daniel Cerri se realizan actividades productivas y comerciales de tipo urbano. En este espacio, la horticultura ha pasado a estar confinada en un escaso territorio, habiéndose reducido notablemente la extensión original. El área es denominada ‘sector quintas’ y, se encuentra ubicada en la periferia del asentamiento y practicada en su gran mayoría por pobladores bolivianos.

La tercera etapa, concierne a los años 1951-1989, denominada como el período de la institucionalización de la actividad hortícola. El trabajo es organizado bajo la forma de cooperativas y aparecen normativas de comercialización más complejas y distantes que incluyen a la ciudad de Bahía Blanca y a la Capital Federal. Las prácticas culturales continúan realizándose a cielo abierto y el cultivo de la cebolla vincula a la localidad con Buenos Aires desde la década del ´60. Si bien las tareas siguen siendo manuales se incorporan algunas novedades como es el caso de lienzos para cubrir la producción en las noches de invierno. El comercio se realiza principalmente en cajones; esto es posible mediante el mejoramiento de los caminos que facilitan la conexión desde las quintas hasta el mercado. Cabe mencionar que en el ámbito local se mantiene el carácter domiciliario hasta la década del ´70.

En esta tercera etapa los migrantes limítrofes comienzan a tener mayor presencia en la localidad, tendencia que se manifiesta también en otros espacios hortícolas de la Argentina, manteniéndose e incrementándose hasta la actualidad. “ Desde inicios de la década del ´90, producto de la baja de precios y el cambio de las condiciones macroeconómicas del país, el complejo hortícola argentino se caracteriza por la casi exclusiva producción en fresco (...) A su vez, las relaciones entre patrones y trabajadores, que en esta producción estuvieron al margen de la ley de trabajo agrario, fueron asumiendo modalidades de carácter más flexible para sostener el proceso productivo, acentuándose el predominio de las relaciones de mediería por sobre las salariales (...) Las familias bolivianas han acompañado este proceso de reestructuración de la horticultura desde mediados de los ´70 hasta fines de los ´90” (Benencia, 2003:162, 163).

La producción hortícola en el país experimentó profundas transformaciones en las últimas décadas. Estas modificaciones son coincidentes con la movilidad de inmigrantes fronterizos. Estos cambios estuvieron marcados por las tendencias generales en la producción, distribución y consumo de alimentos que rigen en la actualidad en todo el mundo. En concomitancia con ello, las nuevas manifestaciones, no pueden ser estudiadas sin tener en cuenta los distintos actores y agentes actuantes. En este sentido, es necesario recordar que las familias bolivianas han contribuido de manera directa a la reestructuración y a la conformación de cinturones verdes a través de la producción de hortalizas para el consumo en fresco, sea como trabajadores o como patrones (Benencia, 2003). Esto fue posible porque las transformaciones económicas han modificado las relaciones entre los países y, habiendo perdido las fronteras su naturaleza de barrera absoluta, se han transformado en caminos que unen lugares distantes y diferentes.

Estrategias productivas identificadas en las etapas del circuito hortícola local

En Bolivia la horticultura, no es realizada con propósitos comerciales sino como medio de subsistencia. Es al radicarse en Argentina cuando este grupo poblacional comienza a realizar las labores hortícolas como actividad comercial, por ello todos los conocimientos son adquiridos sobre la práctica, ya que las reducidas extensiones cultivadas en el país de origen no requieren cuidados importantes ni la necesidad de producción en cantidad.

Teniendo en cuenta los aportes teóricos establecidos por Rofman y Manzanal (1989), el circuito productivo abarca un conjunto de unidades de producción, distribución y consumo que operan interconectadamente entre sí a partir de una actividad común a todas ellas. Este proceso recibe el nombre de encadenamiento. A cada eslabonamiento secuencial se le agregan otros, que generan efectos e impactan sobre los demás. Sintetizando, un circuito productivo se podría definir como un recorte analítico que responde a un ámbito de crecimiento del proceso productivo global, circunscrito alrededor de una actividad determinada.

En cada circuito interactúan diversos agentes con una desigual capacidad de apropiación del valor económico generado. Esto responde a la dinámica del circuito, engendrada internamente, pero unívocamente sujeta a la dinámica general de funcionamiento del sistema económico-social imperante tanto a nivel nacional como internacional. Podríamos aceptar que un circuito se materializa como tal cuando ingresa al conjunto de actividades practicadas con fines económicos en una región, es decir, cuando se inserta en el sistema económico.

Distintas etapas pueden ser identificadas en la horticultura como parte de la economía de un espacio determinado; las mismas son: a) el tratamiento de la tierra (desmalezamiento y roturación), b) la producción de plantines en almácigos, la siembra en surcos, c) el cuidado mediante la fertilización y cura (con productos naturales y químicos), el riego, d) la cosecha en forma manual, la limpieza y embalaje y, por último e) el comercio (Huges y Owen, 2002). En cada una de dichas fases, las estrategias productivas tratadas en el presente análisis se centran en la toma de las decisiones, la modernización y el empleo de tecnología.

a) El tratamiento de la tierra:
El desmalezamiento de la gramilla es un trabajo que se debe efectuar en la tierra previo a la siembra; un suelo en malas condiciones puede hacer perder la producción del año. Uno de los horticultores entrevistados comentó que el primer año que sembró papa, la gramilla provocó la pérdida de la producción y debió solicitar un crédito bancario para superar la situación. Afirman Owen y otros (2005) que con el propósito de mejorar el rendimiento de la producción, los horticultores bolivianos probaron nuevas semillas y técnicas que adquieren a través de las redes intrarregionales con otros productores hortícolas bolivianos en la Argentina e incluso mediante el intercambio de información con productores tradicionales, o bien nacidas de su propia experiencia en otros circuitos agrícolas. En relación a este concepto el horticultor consultado en el párrafo anterior agrega que preguntó a los horticultores europeos de la zona de Cerri y Villarino, para saber qué sembraban e incluso le permitieron ingresar a sus quintas, menciona que tenía conocimiento de que en el Sur se sembraba cebolla y por ello fue el primero en practicar ese cultivo en la localidad, tarea que le permitió vivir bien con su grupo familiar; luego con la llegada de más bolivianos se continuó con el cultivo. Una vez que la tierra está limpia de malezas se procede a la roturación, se abren surcos y se prepara el suelo para la siembra, coexisten dos formas de trabajo, con el empleo de tractor y de manera manual con la ayuda de un caballo.

Owen y otros (2005) señalan que las familias bolivianas buscaron producir principalmente variedad en verdura de hoja para insertarse y mantenerse en el mercado de hortalizas en el rubro producción en fresco. Esto no es sencillo en nuestra área-estudio ya que se da una marcada estacionalidad para esta actividad debido a las condiciones ambientales. El clima es templado de transición con temperatura media anual de 15,3°C (oscilando entre los valores máximo de 23,4°C en Enero y mínimo de 7,9°C en Julio) y un descenso de las precipitaciones entre los meses de Noviembre-Abril (Bazán, 1996).

Teniendo en cuenta las oscilaciones climáticas la mayor cantidad de producción se obtiene durante el período estival, mientras que en los meses de invierno ésta se ve notablemente disminuida, siendo necesario incorporar variedades de cultivos invernales con el fin de obtener ingresos económicos que permitan la subsistencia. En relación a los productos de verano, es decir aquellos que se siembran durante el fin de la temporada de invierno podemos mencionar tomate, sandía, berenjena, morrón, lechuga, zanahoria, haba, papa, cebolla, zapallo y maíz o choclo; mientras que los de invierno son espinaca, acelga, remolacha, hinojo, brócoli, coliflor, repollo y la variedad de repollo de brucelas. En palabras de Rivera Herrejón (2004) la incorporación de especies estacionales puede ser entendida como diversificación productiva, lo cual responde a una de las estrategias implementadas para enfrentar el riesgo que supone la actividad hortícola a cielo abierto.

b) Práctica de almácigos y siembra:
Son escasas las herramientas utilizadas en la siembra y cosecha, estas tareas son realizadas por los hombres con la colaboración de los miembros de la familia de manera manual. El trabajo en los almácigos es efectuado por los adultos debido al cuidado especial que requiere en cuanto a preparación, siembra, desmalezado y riego (Owen y otros, 2005).
El almácigo consiste en que las plántulas crezcan en una reducida superficie de tierra previa introducción de las semillas. Esta labor cultural se emplea como forma de utilizar menos cantidad de insumos y asegurar su desarrollo, ya que la siembra en la extensión de tierra sin plantines puede implicar el desperdicio de gran cantidad de semilla si por algún inconveniente no llegaran a brotar. Bajo estas características podemos mencionar el tomate, la berenjena, el brócoli, el repollo de brucelas, el morrón y la cebolla.

La práctica del almácigo en algunos casos es realizada en invernadero, empleando plantineras (gomas de caucho o plásticas, de aproximadamente 60x40cm) con divisiones que separan pequeños compartimentos de alrededor de 2cm en las que se introducen las semillas para la elaboración de los plantines. El cultivo directamente en tierra consiste en la introducción de las semillas (o de los plantines) a lo largo de la extensión de los surcos.

De los diferentes testimonios es posible rescatar ciertas actitudes que condicionan las prácticas efectuadas y recursos empleados. Al respecto, los horticultores mencionan que por desconocimiento de las ofertas del mercado o por abaratar costos los elementos necesarios son reemplazados por componentes más accesibles. Tal es el caso de las plantineras, las cuales son suplidas, en palabras de los productores, por ‘vasos chiquitos de plástico’.

c) Fertilización, cura y riego:
En cuanto al fertilizante empleado, nuestros entrevistados coinciden en que generalmente en los primeros años en que explotan una superficie determinada, se utiliza abono natural (según sus comentarios bosta de gallina) o cáscara de girasol (llamada pela), mientras que al cabo de un tiempo debe ser reemplazado por químico (urea). Algo similar ocurre con las semillas; al inicio de la producción es la familia la que se encarga de hacer la semilla, mediante la conservación de un año para otro, cuando la capitalización alcanza cierto nivel optan por comprar todos los insumos.

Actualmente las semillas son importadas mejoradas y resistentes, si bien su costo es alto presenta ciertos beneficios; por ejemplo el maíz ocupa menos superficie (por lo que es posible la siembra de varias plantas en espacios reducidos) y su período de germinación ha sido acortado pudiendo ser cosechado en 60 días, al igual que la lechuga, cuyo ciclo no excede los 45 días, obteniéndose plantas de significativo tamaño. Aquel cultivo cuyo ciclo productivo lo permite, se siembra cada quince o veinte días. Esta modalidad se realiza a fin de obtener varias cosechas de una misma hortaliza durante la temporada y abastecer la demanda del mercado en forma ininterrumpida (Owen y otros, 2005).

Por causa de la variabilidad en las precipitaciones, el riego se vuelve indispensable, en las tierras bañadas por el río Sauce Chico que atraviesa el espacio estudiado, las prácticas intensivas del sistema productivo son aseguradas a través de este recurso hídrico (Lorda, 2005). Atento a que el caudal está determinado por el régimen pluvial, el tramo inferior del curso de agua que pasa por la localidad, recibe un aporte de 541,1 mm aproximadamente; cantidad inferior si se la compara con los 739 mm que se registran en sus nacientes en el Sistema de Ventania (Bazán, 1996), el riego se realiza mediante bombas a motor extractoras.
El agua extraída es derivada y depositada en una acequia principal o colectora la cual se escurre hacia los distintos surcos cultivados. Mediante pequeñas zanjas que conectan la acequia con los canales, el agua por desnivel se distribuye en toda la extensión de cultivo. La forma de riego marca un notorio contraste respecto al conocimiento que los inmigrantes traen consigo de la horticultura en Bolivia, ya que la escasa superficie cultivada para la subsistencia se riega manualmente a partir de agua acumulada en recipientes para almacenarla (tambores) debido a la escasez de la misma.

Debido a que en la localidad no existen turnos de riego entre los horticultores nuestros interlocutores manifiestan que aquellas quintas ubicadas en las márgenes del curso fluvial son las que poseen mayor comodidad con abundante agua a toda hora y durante todo el año. La no existencia de turnos posibilita el poder regar en horarios nocturnos durante el verano ante el requerimiento de ciertos cultivos, que de lo contrario, al ser regados durante el día con la alta exposición al calor diurno se produce un proceso en el que la planta se embebe del agua y adquiera una consistencia esponjosa, perdiendo calidad y sabor.

La producción por temporada va a estar condicionada por factores ambientales, no siempre lo producido guarda relación directa con lo sembrado. Los condicionantes son: exceso de frío en temporada de invierno o heladas tardías, así como enfermedades de la planta, o exceso de sales. El área es proclive a la salinización de los suelos y, el riego en condiciones no adecuadas o en abundancia intensifica la aparición de salitre que convierte a las tierras en espacios inutilizables.

d) Cosecha, limpieza y embalaje:
El paso siguiente es la limpieza y clasificación, para luego pasar al embalaje (en productos que son vendidos en atados) embolsado o encajonado. En general, atinente a los relatos las tareas más arduas son la de la cosecha de cebolla y papa. En relación a la planta liliácea debe ser arrancada y dejada reposar en el suelo en forma de X, cruzada, para que pierda la humedad, luego se desbrota y posteriormente se embolsa. En cuanto a la papa coexisten dos modalidades para la cosecha, una tradicional y manual con la ayuda del caballo y el arado, se abren los surcos para remover la tierra y se junta cada papa a mano; la otra tecnificada, mediante el empleo de pequeños tractores por parte de aquellos productores que alcanzaron cierto nivel de capitalización.

En esta etapa del proceso, los productores asienten en cuanto a la incorporación de tecnología que significa un logro muy importante, el reemplazo del arado y del caballo por el empleo de pequeños tractores es una meta muy anhelada ya que ayuda significativamente en tiempo y en el no desgaste humano.

e) Comercialización:

La forma de comercio varía según el nivel de capitalización alcanzado. En el primer nivel se encuentra el reparto a cada una de las verdulerías o almacenes del poblado; el medio de transporte empleado incluye una bicicleta a la que se le incorpora un pequeño remolque, cuando el rendimiento lo permite pasan a utilizar un vehículo.

En el otro extremo encontramos al productor que posee camión y comercia directamente en el Mercado 1810 de Horticultores de la ciudad de Bahía Blanca mediante un puesto propio. El puesto es alquilado y se lo debe mantener en actividad permanente para no perderlo; debido a ello los horticultores implementan la estrategia de comprar productos en otros espacios y venderlos en el puesto como si fueran de elaboración propia, esto se realiza en los períodos en que la producción por alguna causa es escasa. El trabajo de los inmigrantes bolivianos muchas veces implica una autoexplotación en aras de garantizar la supervivencia, el cuidado de lo que tienen, el rol adquirido ganado con esfuerzo y perseverancia los lleva a tomar decisiones e implementar ciertas estrategias como por ejemplo viajar a Mar del Plata, más de 500 km de distancia del lugar de acogida, en busca de la mercadería necesaria para mantenerse en el umbral alcanzado.

En general la actividad comercial de las familias se complementa con la propiedad de una verdulería en la localidad de Cerri atendida por la familia, a la que se le adiciona una variedad de productos llegando a conformar almacenes con una variada oferta, también encontramos el caso de una subdivisión del local en donde se destina, el nuevo espacio, para la venta de ropa y calzado. Este último nivel es al que aspiran todos los horticultores ya que consideran que el reparto no produce ganancias porque al costo del combustible se le agrega la pérdida por pedido no aceptado por las verdulerías (el pedido cancelado, es decir no vendido en el día, implica una depreciación para el horticultor).

Migración y modalidad laboral: estrategias indirectas en la producción hortícola

Las estrategias a estudiar en un colectivo migrante no pueden circunscribirse únicamente a la esfera económica-productiva, ya que la cotidianidad de estas familias estará signada por la implementación de normativas que indirectamente influyen en dicha esfera. La migración se convierte en una estrategia de vida para la familia boliviana a fin de diversificar su economía y lograr una movilidad social y económica; en este proceso se incluye el uso de redes familiares y de paisanaje para el desplazamiento territorial con fines laborales y, los lazos continuos con la comunidad de origen (Galassi y Fittipaldi, 2007). “En particular, la migración de bolivianos hacia la Argentina es parte de una estrategia familiar consignada a diversificar los ingresos de la unidad familiar ya que son algunos miembros los que se desplazan para asegurarse acumular los ahorros necesarios que les permita garantizar la supervivencia también de los miembros de la familia que se quedaron en el país de origen” (Owen y otros, 2005: 4).

En Bolivia la horticultura es de carácter de subsistencia, el predio de cultivo es una extensión de la casa en donde se siembran productos que componen la dieta alimentaria diaria: papa, haba, zanahoria, cebolla, maíz (variedades propias de la región), trigo, cebada, arroz y, cultivos propios del lugar como es el caso de la oca (batata muy dulce de colores) y la lisa (papa similar a la remolacha). El mes de Octubre es el indicado para la tarea de sembrado, siendo costumbre que crezcan naturalmente, sin el empleo de fertilizantes ni plaguicidas. En el mes de Abril se lleva a cabo la cosecha y el almacenaje de lo producido que permitirá a la familia alimentarse durante el año. La subsistencia se completa con la crianza de animales, tal es el caso de la cría de chivos y ovejas. Estas últimas en ocasiones son empleadas para transacciones comerciales mediante la venta del animal o de su lana. También con este fin son criadas las llamas.

Al igual que con los granos y hortalizas, es común el almacenamiento de carne para la disponibilidad durante el transcurso del año. En el mes de Mayo se practica la yerra y carneada, luego se procede al desecamiento de la carne, la elaboración del charqui y su posterior guardado. La técnica de desecamiento es empleada también con la papa; el proceso consiste en dejarla helar y luego extraerle el líquido, para realizar una conserva que puede ser utilizada por tiempo indeterminado, denominada chuño. Esta conserva de la papa es una tradición que mantienen las familias bolivianas residentes en el espacio de estudio.

La necesidad de insertarse en el mercado laboral, debido a la imposibilidad de subsistir sin sueldo, como mencionan los migrantes, provoca que la horticultura sea la actividad en la que pueden insertarse con mayor facilidad, debido a la escasa cualificación de las tareas a realizar, vinculado al rol asignado por parte de la comunidad local al grupo boliviano como mano de obra barata para la realización de actividades a las cuales el nativo no quiere acceder.

En general antes del asentamiento definitivo de la familia en la localidad, mantenían contactos periódicos desde su lugar de origen con la región del NOA, bajo la modalidad de trabajadores golondrina. Cuando la decisión de radicarse en Argentina es llevada a la práctica, es común la llegada del hombre por un breve período, luego del cual retorna a su pueblo natal para traer consigo a la compañera e hijos (algunos son de nacionalidad argentina, nacidos en los lapsos anuales en que los padres trabajan en nuestro país). Hecho frecuente es la familia extendida por la llegada de padres y hermanos de la pareja. Generalmente algún integrante del núcleo familiar regresa a Bolivia y trae consigo a sus parientes, los cuales conviven un tiempo bajo el mismo techo, dispersándose posteriormente hacia otras localidades del territorio argentino.

La migración es un hecho que no sólo se produce de manera familiar, sino que en algunos situaciones el desplazamiento se origina colectivamente. Si bien en la localidad de estudio no se encuentran presentes colonias de bolivianos, en los testimonios de los actores entrevistados siempre se hace referencias a las vivencias en colonias en otros espacios del territorio nacional, ya que esta modalidad es una de las prácticas que le permite subsistir a la familia en un primer momento. Rivera Herrejón (2004) menciona que la modalidad de residencia en colonias es una estrategia desplegada por el grupo reciente en un espacio nuevo para enfrentar la escasez de tierras (ya que por falta de recursos económicos se ven momentáneamente imposibilitados de adquirirlas) y paliar la falta de capital básicamente maquinaria.

Dependiendo de distintos factores, una parte de los trabajadores migrantes han transitado el proceso de movilidad social ascendente denominado escalera boliviana y se han transformado en arrendatarios, e inclusive, en número menor, algunos han alcanzado la categoría de propietarios (Benencia, 2003). Entre dichos factores, pueden ser mencionados: el tiempo de radicación en el área, la ocupación de tierras, el tipo de cultivos, las condiciones climáticas, la relación contractual, la capitalización del sistema, la negociación en los mercados, la comercialización y la integración al medio (Ockier, 2005).

Por lo general la primera erogación que realizan (antes de comprar tierras) es la adquisición de una camioneta o automóvil no nuevo para el reparto de la mercadería; cuando logran ser propietarios compran un tractor y vehículos de mayor capacidad. Esta decisión en la distribución del dinero recaudado podría ser interpretada como la priorización de lo necesario para su comercio por sobre la compra del predio trabajado pero en realidad se ajusta a la modalidad laboral más difundida entre la comunidad de horticultores bolivianos en nuestra área-estudio. Se observa una difusión de la mediería como forma de contrato laboral. La misma se trata de una relación consensuada entre el trabajador boliviano con el poseedor de la tierra y el capital en la producción hortícola. Este contrato se pacta sobre un porcentaje de lo obtenido por la venta final de la producción, también existen convenios en donde la participación del propietario del campo es más comprometida.

“Al respecto Benencia (1997: 160,161) manifiesta la conveniencia de estos contratos. Para el medianero, con este sistema se siente más libre, no tiene horario de trabajo, y al final del ciclo puede acumular ciertos excedentes que le permiten acceder a determinados bienes (automóviles o parcelas) y servicios (educación para sus hijos, pasajes para ir y venir periódicamente hacia y desde Bolivia), una vivienda (...) Para el patrón, el sistema es ventajoso porque no tiene que controlar la ejecución de las tareas; si el medianero no trabaja, no puede mandar verduras al mercado, por lo tanto no cobra” (Owen y otros, 2005:9). La funcionalidad de este modo de contrato laboral se basa en que el productor se ‘asocia’ con el mediero en la realización de determinado cultivo, con lo cual tiende a reducir o a ‘compartir’ riesgos que el proceso productivo implica (Benencia, 1995).

Existe una sucesión de estadíos en cuanto a la forma de trabajo, los cuales se asimilarían al proceso de ascenso social denominado escalera boliviana por Benencia (2003). Comienzan trabajando por día como jornaleros realizando changas, luego en tierras cedidas por el propietario a través de diferentes contratos, entregan un porcentaje de lo cosechado a cambio de herramientas y alojamiento, siendo los riesgos de la producción compartidos. Por último, alcanzado un cierto nivel de capitalización, adquieren tierras y pasan a ser propietarios, si las condiciones son favorables pueden llegar a tener alrededor de las 10ha, extensión máxima identificada en las propiedades de horticultores bolivianos en la localidad.

Según lo comentado por los propietarios bolivianos, sus hijos no quieren trabajar la quinta, optando por tiendas de ropa o prefiriendo realizar trabajos de albañilería. Ante estas situaciones, la tierra es dada a trabajar a hermanos y sobrinos, que llevan menos tiempo de radicación en el país, dominando la modalidad de aparcería a través de la medianería.
Figura 1. Cuadro síntesis de estrategias identificadas en cada etapa del circuito hortícola local
Etapas Fases intermedias Estrategias identificadas
(Toma de decisión/tecnología/modernización)*
a) Tratamiento de la tierra -Desmalezamiento

-Roturación


-Siembra
-Principalmente en tierras nunca labradas

-Manual, con ayuda de un caballo
-Con tractor

-Nuevas semillas y técnicas adquiridas en redes intrarregionales con otros productores hortícolas bolivianos en la Argentina, intercambio de información con productores tradicionales, o bien experiencia propia en otros circuitos agrícolas
-Producir principalmente variedad en verdura de hoja para insertarse en el mercado hortícola para consumo en fresco
-Incorporación de especies estacionales como diversificación productiva para enfrentar el riesgo en la actividad
b) Práctica de almácigos y siembra -Almácigo






-Siembra -Utilizar menos cantidad de insumos y asegurar su desarrollo
-Empleo de plantineras
-Vasos de plástico en reemplazo de plantineras para abaratar costos
-Almácigos en invernadero

-Semilla: primeros años hecha por la familia mediante la conservación de un año para otro
-Semilla mejorada: comprada, luego de algunos años, ya que la de elaboración casera pierde fuerza por agotamiento
-Siembra cada 15/20 días de aquel cultivo cuyo ciclo productivo lo permite, para obtener varias cosechas de una misma hortaliza durante la temporada y abastecer la demanda del mercado de forma ininterrumpida



c) Fertilización, cura y riego -Fertilización







-Riego -Abono natural: bosta de gallina o cáscara de girasol (pela), en los primeros años de producción
-Abono químico: urea, al cabo de unos años empleando la tierra

-De curso hídrico mediante bomba extractora
-Por desnivel: surcos conectados a acequia colectora o principal
-Riego nocturno en verano
d) Cosecha, limpieza y embalaje -Cosecha





-Embalaje -Reemplazo de caballo y arado por pequeños tractores
- Aprendizaje de cosecha de cebolla (requiere tratamiento especial)

-Clasificación para embalaje: atados, embolsado o encajonado
e) Comercialización -Reparto



-Puesto en mercado










-Propiedad de verdulería en la localidad -Medio de transporte: desde bicicletas con remolque a vehículos

-Implica la propiedad de un vehículo mayor de transporte (camioneta o camión)
-El puesto es alquilado: requisito mantenerlo en actividad permanente. Compra de productos en otros espacios y venta en el puesto en los períodos en que la producción escasea

-Incorporación de productos llegando a conformar almacenes. Subdivisión del local para la venta de ropa
Elaboración propia, Kraser Ma. Belén
*Debido a la interrelación entre estrategia (toma de decisiones, tecnología, modernización) no se desagregan.

Figura 2. Cuadro comparativo de las principales características de la producción hortícola de subsistencia en Bolivia y la producción comercial en el área- estudio
Variable comparada Bolivia Argentina
Carácter de la actividad -Para subsistencia -Para comercio
Superficie cultivada -Un terreno anexado a la vivienda -Variable según distintos factores alcanzando las 10 ha. en el caso de quienes llegan al escalón de propietarios
Modo de producción -Manual y rudimentaria - Empleo de químicos, herramientas, maquinaria.
Mano de obra -Grupo familiar: padres e hijos no casados -Variable según nivel de capitalización alcanzado. Contratación (no formal) de bolivianos con menos tiempo de residencia en el país
Período de siembra -Octubre -Junio / Julio
-Febrero/ Marzo
Período de cosecha -Abril -Todas las estaciones
Cultivos principales -papa, haba, zanahoria, cebolla, maíz, trigo, cebada, arroz, oca y lisa -Verano: tomate, sandía, berenjena, morrón, lechuga, zanahoria, haba, papa, cebolla, zapallo y maíz.
-Invierno: espinaca, acelga, remolacha, hinojo, brócoli, coliflor y repollo.
Etapas de producción desagregadas 1- Roturación
2- Siembra en surcos
3- Riego
4- Cosecha
5- Desecamiento y almacenaje 1-Desmalezamiento
2-roturación
3- Producción de plantines en almácigos
4-Siembra en surcos
5- Fertilización, cura, riego
6- Cosecha
7- Limpieza y embalaje
8- Comercio
Cantidad producida estimada -Lo necesario para la subsistencia anual del grupo familiar -Un cuadro es cosechado cada 3 días del que se obtienen 250-300 jaulas (cada una 12kg aprox.).
La producción estimada de verano 60 cajones de choclo, 100 de tomate y 100 de lechuga por día
Elaboración propia, Kraser Ma. Belén

Reflexiones finales

El área de estudio, por su aptitud para la actividad hortícola bajo riego, ha estado desde el momento en que se asientan los primeros pobladores, hacia fines del siglo XIX, bajo la influencia de dicha práctica. Si bien al comienzo no era llevada a cabo con fines económicos, su evolución estuvo signada fuertemente por el comportamiento general que esta actividad siguió en el resto del país durante el último siglo. Las transformaciones estructurales, la tecnología y, las nuevas exigencias del mercado han cambiado la vida laboral de la región y esto incluye la movilidad humana, que hoy se viene procesando de manera diferente de aquella que marcaron las migraciones tradicionales.

La horticultura en el área de estudio ha sido un factor de desarrollo importante no sólo económico sino sobre todo social permitiendo el arraigo de migrantes de ultramar y fronterizos, tal es así que actualmente es el circuito productivo característico del sector. En el devenir temporal desde una practica de subsistencia hasta llegar al estadío actual de agricultura comercial los extranjeros fueron los gestores de este proceso, en sus comienzos europeos y desde hace algunas décadas limítrofes concretamente bolivianos.

En el Altiplano la vida diaria no se piensa sin el apego a la tierra ya que la misma representa el medio de subsistencia familiar, produzco y puedo vivir. Sin embargo esta forma de trabajo comienza a diluirse al trasponer la frontera, la búsqueda de un mejor bienestar y la satisfacción de otras necesidades como son salud y educación los lleva a adaptarse a hábitos y costumbres diferentes. Mencionan que se puede vivir sin que la quinta sea un sacrificio si en lugar de producir para vender se cultiva como medio de sustento, pero si se quiere progresar, objetivo que los movilizó a dejar su terruño, la práctica hortícola de mercado es la actividad por la cual pueden obtener una calidad de vida mejor. La inserción en estas tareas se debe a que esas labores están reservadas por la comunidad local al migrante limítrofe debido a la negación por parte de los originarios y residentes más antiguos de llevar a cabo tal práctica; por otra parte la escasa preparación con la que cuentan los bolivianos que se asientan en el poblado limita la posibilidad de acceder a mejores puestos laborales. La colectividad del altiplano ha logrado posicionarse dentro de la horticultura con un trabajo minucioso, dedicado, familiar, de muchas horas de labor, dando como resultado la transformación del paisaje, y por que no, de sus propias vidas.

El pasaje desde la práctica hortícola de subsistencia a la realizada con fines comerciales por el grupo boliviano atento a la transición espacial de Bolivia hacia Argentina, es muy similar a la estrategia que emplearon los primeros pobladores europeos en la localidad. Para los inmigrantes de ultramar consistió en una tradición arrastrada desde la península ibérica: la ‘quinta en casa’. De la explotación familiar pasaron a la práctica con fines económicos, sólo que en este caso la evolución se da una vez radicados en el poblado por lo que el tránsito estuvo ligado al factor tiempo. En cambio en el caso de los bolivianos los condiciona, más allá del tiempo-aprendizaje, el factor espacio-cultura ya que en el nuevo lugar las modalidades y costumbres les impone características y prácticas laborales que difieren de las propias y que para subsistir deben adaptarlas y ponerlas en acción.

Para el habitante del altiplano desarrollar su actividad dentro de la economía formal y realizar la producción con fines comerciales implica el aprendizaje de técnicas desconocidas hasta el momento de la ejecución de la tarea, las cuales varían según la zona y tipo de producción. La inserción del rol de horticultores como estrategia de sobrevivencia no sólo influye en el ámbito de las relaciones familiares sino también en los vínculos que se establecen con otros agentes del proceso productivo hortícola, el Estado y demás instituciones afectadas.

El concepto de función de utilidad de la migración (Straubhaar 1993) es pertinente para entender los patrones de migración boliviana en el área-estudio. En efecto en el caso de estos grupos hay indicios para explicar las motivaciones que los induce a emigrar, el individuo o el grupo familiar hace una comparación entre las características de sobrevivencia que ofrece el lugar de residencia actual con las alternativas conocidas de su país de origen. El concepto de utilidad es definido en un sentido amplio, esto es, incluyendo “factores materiales (como ingreso, posibilidad de empleo, poder de compra y otros) y factores no económicos tales como aceptación social, conducta cultural o idioma” (Straubhaar, 1993:10). Estos factores, tanto los tangibles como los intangibles, son maximizados por la población del altiplano en el sentido de que tanto unos como otros han estado marcados por fuertes diferenciales en favor de Argentina. En síntesis son las diferencias de oportunidad las que son aprovechadas por los grupos migrantes y las que inciden decicionalmente al momento de migrar. Se trata de una inserción que aprovecha espacios de participación laboral más flexibles dado el tipo de ocupaciones desempeñadas, que indudablemente contribuyen a fortalecer la economía familiar en búsqueda de la supervivencia o de la consolidación económica. Esta conducta se da en nuestro ámbito de análisis desde mediados del siglo pasado hasta el presente, en este sentido es necesario aceptar y reconocer que esta migración forma parte cotidiana de la vida de la localidad de General Cerri y de su entorno rural.

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