domingo, 29 de mayo de 2011

“La agricultura periurbana en la agenda pública."

"Implementación de políticas municipales, provinciales y nacionales para el sostenimiento del cinturón verde en los bordes de la Región Metropolitana de Buenos Aires (2000-2010)”

Autores
Lic. Andrés Barsky
Área de Ecología
Instituto del Conurbano
Universidad Nacional de General Sarmiento

E-mail: andresbarsky@yahoo.com.ar

Ing. Pedro Aboitiz
Agencia Luján
Estación Experimental AMBA
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria

Introducción

Con 4.400 kilómetros cuadrados de superficie y 13 millones de habitantes, la conurbación Gran Buenos Aires es una de las principales áreas metropolitanas de América Latina. A su vez, su espacio de influencia regional, la denominada Región Metropolitana, abarca unos 15.000 kilómetros cuadrados. En el cinturón hortícola ubicado sobre sus bordes, alrededor de 1.500 empresas se emplazan en unas 16.000 hectáreas, abasteciendo aproximadamente al 30 % de la demanda alimenticia “en fresco” urbana. De esa superficie, 3.000 corresponden a superficie ocupada con invernáculos, que a su vez representan el 40% de la superficie nacional de cultivos bajo cubierta.

En años recientes, la agricultura periurbana como asunto de gestión ha venido incorporándose crecientemente en la política pública. Si bien la “preocupación tecnocrática” de los organismos nacionales de planificación por limitar la expansión física de la ciudad se remite a los años sesenta y setenta (ORDAM, 1969) y desde los años ochenta la creación del Mercado Central de Buenos Aires procuró ordenar la comercialización frutihortícola metropolitana , es en la última década cuando desde distintos niveles del Estado Argentino (nacional, provincial, municipal) se promueve con iniciativas concretas la idea de incidir en el desarrollo del cinturón productivo primario-intensivo . Las enumeraremos a continuación.

En 1999, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación (hoy Ministerio de Agricultura) estableció, mediante la Resolución 71/99, la necesidad de ir incorporando las Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA) en toda la producción agropecuaria nacional, comenzando por la horticultura. En el año 2000, en la Municipalidad de Moreno -suburbio del oeste bonaerense- se crean el Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local (IMDEL) y el Instituto de Desarrollo Urbano-Regional (IDUAR), dos institutos descentralizados que trabajan con los agricultores de esa jurisdicción y procuran solucionar el problema del acceso a la tierra y la comercialización mediante determinados instrumentos de gestión territorial. En el año 2002, la Municipalidad de Florencio Varela, de la zona sur, genera una iniciativa similar y pone en funcionamiento el Instituto de Desarrollo Local (IDEL), en el cual se incorpora el Programas “Tierras productivas” un año más tarde. Durante 2004, la Municipalidad de Pilar, ubicada en el sector noroeste de la aglomeración y una de las más afectadas por el retroceso del espacio semirural debido a la radicación de inversiones residenciales e industriales de gran magnitud, realiza un convenio con el programa nacional de asociativismo agrícola “Cambio Rural”. Mediante una ordenanza reglamenta un programa llamado “Programa de Promoción de la Actividad Agropecuaria Sustentable (PROAAS)” que se aplica en el distrito.

Para el año 2006, el organismo nacional de investigación y extensión del sector agrario, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), implementa el Programa Nacional de Apoyo al Desarrollo de los Territorios (PNTER), que muestra un grado de apertura inédito de la institución hacia las temáticas territoriales. Ese mismo año, financia un proyecto integrado de grandes dimensiones: el PNHFA 3141 “Desarrollo de tecnologías de procesos y gestión para la producción periurbana de hortalizas”, que se centra fundamentalmente en estudiar aspectos tecnológicos y de impacto ambiental de la horticultura en el espacio de influencia metropolitano de Buenos Aires. En el año 2007, la Provincia de Buenos Aires incluye por primera vez en su organigrama una Dirección de Agricultura Periurbana, bajo la órbita de la Subsecretaría de Asuntos Agrarios. Asimismo, la Secretaría de Agricultura habilita ese año la creación del Registro Nacional de la Agricultura Familiar. Durante el año 2008, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) realiza la Apertura del Registro Nacional de Productores Agropecuarios (RENSPA), enfatizando sus primeras acciones en horticultura periurbana. Ese mismo año, Presidencia de la Nación firma un convenio para subsidiar la agricultura periurbana de los partidos del norte y oeste de Buenos Aires fomentando el desarrollo del invernáculo u horticultura bajo cubierta en zonas de bajo desarrollo. Por último, durante 2009 y 2010 se llevan a cabo dos iniciativas trascendentes: a) la puesta en funcionamiento de una nueva Estación Experimental del INTA especializada en Agricultura Urbana y Periurbana para el territorio del Área Metropolitana de Buenos Aires: la originalmente denominada Estación INTA AUPU AMBA –hoy Estación INTA AMBA-, una agencia de importantes dimensiones (pionera en Latinoamérica) destinada a asistir el sector productor de alimentos a nivel metropolitano; y b) la presentación, por parte de Presidencia de la Nación, del Programa Nacional de Agricultura Periurbana del Ministerio de Agricultura, una iniciativa que da continuidad al convenio firmado en 2008 y propone ampliar la oferta de crédito subsidiado de los productores. Las acciones descriptas dan la pauta de que el Estado, desde diferentes niveles de intervención, ha comenzado a trabajar en la última década con mayor especificidad sobre el cinturón productivo rural de Buenos Aires .

El presente trabajo se propone sistematizar las distintas experiencias de implementación de estas nuevas políticas que, desde los niveles municipal, provincial y nacional, han apuntado a intervenir en el espacio rural en la interfase urbano-rural de Buenos Aires. Asimismo, y dado lo reciente de su puesta en funcionamiento, se procurará realizar una primera evaluación acerca de la efectividad de dichas políticas como generadoras de instrumentos de gestión territorial para el sostenimiento de la agricultura periurbana.

Las mismas se agruparán de la siguiente manera: a) las tres iniciativas municipales de la Región Metropolitana de Buenos Aires y su vinculación con el nivel provincial; y b) las iniciativas nacionales recientes referidas a la institucionalización de la agencia INTA AMBA y a la implementación del Plan Nacional de Agricultura Periurbana. En las conclusiones, se procurará realizar una reflexión sobre las posibilidades de gestionar territorialmente la agricultura periurbana de Buenos Aires, en función de las experiencias analizadas y ante la complejidad que muestra el mapa del Estado. Se advierte que las reflexiones aquí vertidas tienen un carácter preliminar.



Las iniciativas municipales y su vinculación con el nivel provincial

En abril del año 2000, en el marco de la Ley Orgánica de las Municipalidades de la provincia de Buenos Aires, la Municipalidad de Moreno estableció mediante Ordenanza Municipal Nº 553/00 la institucionalización de dos entes descentralizados con propósitos de gestión territorial: el Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local (IMDEL) y el Instituto de Desarrollo Urbano-Regional (IDUAR) . Mientras el IMDEL se plantea como metas “lograr un incremento en la productividad por invernáculo y mejorar el nivel tecnológico y productivo del sector primario” (IMDEL, 2001:4), el IDUAR se propone, entre sus objetivos principales, “promover, planificar y ejecutar acciones orientadas al desarrollo urbano, ambiental y regional del distrito (..). Se crea con el objeto fundamental de gestionar grandes proyectos urbanísticos y administrar –a través de sus distintos programas- la tierra pública e ingresar y disponer la tierra privada municipal con fines sociales” (www.moreno.gov.ar; el agregado es nuestro) .





Esquema Nº 1: “Ciclo de la tierra” (IDUAR):
Fuente: www.moreno.gov.ar

Si bien no estamos en condiciones de hacer una evaluación minuciosa del desenvolvimiento de ambas instituciones en la última década –y establecer si operaron por separado o lograron un nivel de articulación adecuado para incidir en la preservación del espacio productivo periurbano del partido-, sí se pueden destacar diversas iniciativas. El IMDEL logró la habilitación de la mayoría de los establecimientos florícolas y hortícolas de Moreno a través del Régimen de Regularización del Sector Primario (ordenanza municipal del año 2000 que exceptuaba de la Tasa de Seguridad e Higiene), logrando la firma de comodatos de uso entre propietarios y arrendatarios de la tierra (pues era un requisito para la regularización) y la implementación de programas como el de de Armado de Bolsones de Verdura, el de Consolidación de la Agricultura Urbana (Pro.Con.AU), el de Consolidación para la Autoproducción de Alimentos (Pro.Con.A.Al.) y el de Servicio y Manejo de Espacios Verdes (Pro.M.E.Ve); la constitución del mercado Norchicha (cooperativa de comercialización hortícola), el establecimiento de la exposición anual “Moreno Florece”, etc. Desde el punto de vista de la gestión territorial se logró la promulgación del Código Rural.

Por la importancia de su trayectoria en asistencia técnica, constituyó la sede donde se firmó en octubre de 2008 el convenio entre Presidencia de la Nación (a través del Consejo Regional Buenos Aires Norte de INTA) y los 8 municipios de la región (Moreno, Escobar, Pilar, Exaltación de la Cruz, Mercedes, Luján, Gral. Rodríguez y Marcos Paz), para subsidiar la horticultura bajo cubierta. Respecto del IDUAR, la relevancia y el alcance de su accionar excede el análisis que aquí podamos realizar. Se apuntó a la consolidación, a través de distintos programas, de un verdadero banco de tierras en el distrito (institucionalizando esta iniciativa a través de la creación del Fondo Municipal de Tierra y Vivienda, el Registro Único de Tierras y la “Casa de Tierras” de Moreno), así como a dando soporte técnico a la conformación del código de zonificación y la formulación del plan urbano-ambiental del partido. El resguardo de suelo rural aparece como un objetivo explícito de varios de estos emprendimientos (Micieli, 2005).

El programa “Tierras Productivas” de la Municipalidad de Florencio Varela fue generado en 2002, en el marco de la emergencia económica y alimentaria que afectaba al país. En julio de 2003 fue incorporado al Instituto de Desarrollo Económico Local (IDEL), creado ese año mediante ordenanza municipal 4.238/03 y reglamentada por el Ejecutivo Local bajo el Decreto Municipal Nº 665/03. A diferencia del IMDEL y el IDUAR, cuyas estructuras y ubicación en el organigrama municipal son complejas, El IDEL se compone de una estructura simple, con una dirección ejecutiva y cuatro programas (el mencionado de Tierras Productivas, el Programa de Competitividad, el de Fortalecimiento de Capacidades Locales y “Florencio Varela emprende”). Desde sus orígenes y en el contexto de una profunda crisis económica nacional, Tierras Productivas apuntó al fomento de la economía social (vinculándose con programas como el Pro-Huerta del INTA o Huertas Bonaerenses de la Provincia), pero tomando en consideración el escenario territorial periurbano . El Instituto ha demostrado, a través de una activa agenda, poseer buena operatividad para promover desarrollos sectoriales (horticultura, apicultura, etc.), vincularse con programas del INTA o el Ministerio de Agricultura, con instituciones educativas de enseñanza agropecuaria, promover buenas prácticas en conjunto con el SENASA, etc. . En tanto programa, “Tierras Productivas” se ha propuesto “la consolidación de huertas en el distrito, ofreciendo acompañamiento desde ejes estratégicos como la capacitación, la entrega de semillas e insumos y el seguimiento” (www.idel.gov.ar). Sin embargo, la meta de sostenimiento de un complejo productivo a través de acciones de extensión no es acompañada de la enunciación de una política explícita de gestión del suelo, destinada a preservar los espacios de interfase urbano-rurales. Este es un tema por lo general recurrente en la mayoría de las iniciativas estatales que buscan incidir en el sector productivo periurbano. Volveremos más adelante sobre este punto.
En el caso del partido de Pilar, las iniciativas locales en agricultura periurbana se remontan al año 2002, cuando se logró –en un contexto de crisis- la constitución de la Cooperativa de Provisión de Horticultores “2 de Septiembre” (el mercado frutihortícola de la localidad) gracias al protagonismo de técnicos municipales y dirigentes de la comunidad boliviana. En mayo de 2004, se firma entre el Municipio y el INTA el acuerdo para implementar el Programa de Promoción de la Actividad Agropecuaria Sustentable (PROAAS), el cual es reglamentado en 2006 mediante Ordenanza Municipal N° 247/06 y comienza a funcionar en 2007. La importancia de esta experiencia radicó en que Pilar fue el primer partido del periurbano de la Región Metropolitana donde se aplicó Cambio Rural-PROFEDER, un importante programa que desde 1993 promueve el asociativismo entre productores agropecuarios convencionales pampeanos y extrapampeanos, pero que en esa oportunidad “desembarcaba” en el mundo de la agricultura periurbana, con el objetivo de mejorar las prácticas de los horticultores del distrito. Como hemos analizado en otros trabajos (Barsky, 2008), la experiencia tuvo muy buenos resultados en cuanto a lograr una positiva articulación entre técnicos y productores a través de la conformación de grupos, pero altibajos en lo referido a los objetivos finales de asociativismo y BPA. La experiencia sirvió de plataforma para que, cuando desde 2008 Presidencia de la Nación comenzó a remitir los primeros fondos para apoyar la agricultura periurbana, este trabajo de organización se replicara con celeridad en varios partidos del periurbano norte y oeste.
Con respecto a la Provincia de Buenos Aires, hasta la primera mitad de la década del 2000, la iniciativa más relevante fue “Cambio Rural Bonerense” (CRB), un programa de promoción del asociativismo similar al de Cambio Rural impulsado por el INTA una década antes. Desde 2002, CRB realizó trabajo de asistencia técnica a la horticultura en distintos partidos de la provincia durante los primeros años de la década, incluidos algunos del cinturón verde de la RMBA como La Plata, Pilar y Luján (Feito, 2007). Sin embargo, desde 2007 es Cambio Rural de INTA el que centraliza este tipo de acciones, adoptándose –como ya se mencionó- en Pilar y otros partidos de la interfase urbano-rural. A pesar de su corta duración, indudablemente CRB fue, dentro del período que estamos analizando, la experiencia pionera de articulación entre técnicos provinciales y productores del periurbano.
Con el advenimiento del nuevo gobierno provincial a partir de 2007, resultó novedoso que en el organigrama del Ministerio de Asuntos Agrarios se constituyera una nueva Dirección Provincial de Agricultura Periurbana, probablemente la primera en su tipo a nivel nacional. En el decreto que le da origen, el Nº 232 de febrero de 2008, se establecen metas generales de fortalecimiento de la actividad, aunque sin enunciar objetivos explícitos de gestión territorial en lo referido a política de suelos, preservación del espacio hortícola o avance de la urbanización . La dirección estuvo a cargo de un técnico proveniente del IDEL de Florencio Varela, lo cual constituyó un síntoma de que las iniciativas municipales se proyectaban a nivel provincial.



Esquema Nº 2: Ubicación de la Dirección Provincial de Agricultura Periurbana en el organigrama de la Subsecretaría de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires (2008)


Fuente: Decreto N° 232/08.


Esquema N° 3: Direcciones a cargo de la Dirección Provincial de Agricultura Periurbana, según el organigrama de la Subsecretaría de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires (2008)



Fuente: Decreto N° 232/08.


En función de lo informado en su página web, el organismo pareció quedar absorbido por temáticas de la horticultura y fruticultura extensiva provincial (por ejemplo, distribución de subsidios CFI ante los eventos meteorológicos desfavorables de 2008). La Dirección tuvo corta vida y funcionó hasta fines de ese mismo año, cuando la ministra de Asuntos Agrarios pasó a revistar como ministra de la Producción a nivel nacional. A partir del nuevo reacomodamiento político quedó desactivada, pasando sus funciones a la Dirección Provincial de Desarrollo Rural, a cargo de un técnico proveniente del IMDEL de Moreno, donde pasaron a funcionar la Dirección de Horticultura, Fruticultura y Floricultura y la Dirección de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar. En los objetivos definidos para la Dirección de Horticultura, se hace mención a la seguridad alimentaria, a las Buenas Prácticas Agrícolas, al medio ambiente y a ciertos objetivos sociales (por ejemplo, coordinar con el Ministerio de Desarrollo Social para promover el Plan Huertas Bonaerenses ), se retoman algunos objetivos de la dirección anterior, pero la temática territorial queda diluida en función de objetivos generales construidos ahora desde una escala provincial .

Esquema N° 4: Ubicación de la Dirección Provincial de Desarrollo Rural en el organigrama de la Subsecretaría de Producción, Economía y Desarrollo Rural de la Provincia de Buenos Aires y direcciones a cargo (2009)


Fuente: http://www.maa.gba.gov.ar/2010/institucional/organigrama.php



Iniciativas nacionales recientes en agricultura periurbana

Durante el año 2006, la Matriz Institucional del INTA -integrada por la Dirección Nacional, los Centros Regionales y de Investigación, los Programas Nacionales y las Areas Estratégicas del organismo- definió como línea prioritaria de gestión a la agricultura urbana y periurbana. Financió, entre otros emprendimientos, el mega proyecto integrado PNHFA 3141 “Desarrollo de tecnologías de procesos y gestión para la producción periurbana de hortalizas”, que tuvo sede en la Estación Experimental San Pedro. Como se ha mencionado al principio de este trabajo, se abocó centralmente a estudiar aspectos tecnológicos y ambientales de la horticultura en áreas periurbanas de Buenos Aires y otras regiones del país. Los resultados del proyecto conformaron un diagnóstico de situación, un insumo, que le permitió al INTA seguir profundizando su reorganización institucional en torno a la temática de la agricultura urbana y periurbana.

A fines de 2008, el INTA se encontraba evaluando la factibilidad de establecer una estación experimental especializada en agricultura urbana y periurbana (AUPU), con radio de acción territorial en todo el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Durante 2009, dio pasos significativos hacia la puesta en funcionamiento de dicha institución denominada inicialmente INTA AUPU AMBA, bajo la órbita del Consejo Regional Norte de la Provincia de Buenos Aires. El trabajo principal inicial consistió en agrupar las agencias localizadas alrededor de Buenos Aires bajo la órbita de esta nueva estación para posteriormente crear otras nuevas. Se realizó una regionalización dividiendo al periurbano en unidades de coordinación territorial por zonas: norte, oeste y sur (más una unidad en la zona urbana). Todo este trabajo fue respaldado por documentos en los que se detallaron diagnósticos de las zonas y planes estratégicos por región . Si bien lo reciente de su implementación –aún en curso- nos impide realizar una evaluación general de lo realizado, vale señalar que en el proceso de creación de esta agencia se registró una rica discusión intrainstitucional, lo que se refleja en la calidad de los documentos de base que le dieron origen. Asimismo, el INTA AMBA se ha propuesto objetivos y metas muy relevantes con respecto al sostenimiento de la agricultura periurbana, que incluyen el ordenamiento territorial. En estos momentos, se encuentra prestando colaboración al Plan Nacional de Agricultura Periurbana, iniciativa del Ministerio de Agricultura que comentaremos a continuación.


Esquema N° 5: Organigrama del INTA y ubicación de la Agencia AMBA en el Centro Regional Buenos Aires Norte



Fuente: www.inta.gov.ar



Mapa N° 1: Regionalización del INTA AMBA


Fuente: www.inta.gov.ar

La instalación de la agricultura periurbana en el ámbito nacional a partir de 2008 estuvo muy relacionada con la trayectoria y posicionamiento previos de funcionarios y agentes del INTA y el IMDEL de Moreno en cargos estratégicos de la Secretaría de Agricultura (hoy Ministerio). A inicios del 2007, y en función de la preocupación gubernamental por la incidencia del costo de los alimentos en la canasta familiar, y tras un contacto con representantes de la comunidad boliviana, se crea a comienzos del 2007 una instancia de discusión entre la Secretaría, el INTA y los municipios para analizar la producción hortícola y los problemas del sector. En función de tal requerimiento, se realizaron relevamientos de las demandas de subsidios, créditos, asistencia técnica y documentación que se registran en los distintos municipios del periurbano. Se identificaron “los problemas prioritarios a resolver en esta primera etapa para definir de manera conjunta las acciones concretas a ejecutar en el territorio a partir de las herramientas institucionales disponibles para la promoción de la agricultura periurbana y frente a la necesidad de contribuir a la estabilización de lo que se conoce como “continuo rural urbano” de manera razonable. (..) Representantes del INTA y de la Municipalidad de Moreno se ocuparon de obtener y sistematizar la información.” (IMDEL, 2008).

En septiembre de 2007 se logró el compromiso oficial para destinar recursos para subsidiar el desarrollo de la horticultura bajo cubierta en ocho distritos del periurbano norte y oeste que, a diferencia del Gran La Plata, tienen un bajo desarrollo del invernáculo. Se determinó que se lo hiciera “en concepto de fondos no reintegrables a los municipios por un valor de 20 millones de pesos y la asistencia técnica necesaria a través de las herramientas de intervención disponibles por el INTA y las municipalidades” (op.cit.). Ello requirió la firma de convenios marco y específicos entre la Secretaría y cada municipio, acordándose un desembolso de 2,3 millones de pesos a lo largo de tres años para cada distrito, sujeto a un plan de trabajo definido por el INTA. La implementación de esta iniciativa se logró en abril de 2008.

En octubre de 2010, la presidenta de la Nación presentó el Programa Nacional de Agricultura Periurbana, “el cuál apunta a promover el ordenamiento territorial, la producción de alimentos y la generación de puestos de trabajo, en las zonas intermedias entre las ciudades y el campo”. Con un aporte por 43 millones de pesos, el mismo ha sido impulsado desde la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura, quedando a cargo de su coordinación el Director de Gestión Territorial que depende de la Dirección Nacional de Desarrollo Territorial Rural, que a su vez reporta a la Subsecretaría de Desarrollo de Economías Regionales.


Esquema N° 6: Organigrama del Ministerio de Agricultura


Fuente: www.sgp.gov.ar


Esquema N° 7: Organigrama de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar



Fuente: www.sgp.gov.ar


Ampliando la experiencia de 2008 a otros espacios periurbanos del país, “la propuesta se centra en la entrega de aportes no reintegrables a aquellos productores que deseen ampliar la superficie bajo cubierta deseen agregar tecnología a su producción con el objetivo de producir mas eficientemente, empleen más personal y generar las bases de los procesos de valor agregado, y futura industrialización” (www.idel.gov.ar).

Como ha declarado recientemente su actual coordinador, “el programa apunta a cruzar los tres niveles del estado: nacional, provincial y municipal. Actualmente, tenemos como objetivo fortalecer al municipio porque es quien tiene mayor contacto diario y directo con los productores rurales. Consideramos que el municipio es el primer eslabón del estado que recibe las demandas y debemos fortalecer al grupo técnico que pueda sostener las peticiones de los quinteros”. (www.municipio-recreo.gov.ar, 4/2/11). En este sentido, el Programa tiene aspectos en común con las experiencias previas de Cambio Rural y el subsidio de 2008, pero es el municipio el que define el tipo de asesoramiento técnico y la conformación de grupos o individuos beneficiarios. Pueden ser asesorados por especialistas que provienen del INTA AMBA y conformar grupos CR, pero es optativo: por ejemplo, en Florencio Varela lo hacen los técnicos municipales del IDEL. Asimismo, los productores son orientados en la formulación de sus proyectos tanto de manera grupal como individual, según se evalúe (CR ponía el énfasis en el armado de los grupos). Otra novedad es que se conforma una “mesa de seguimiento” en la que tiene representación el Ministerio de Agricultura, a fines de monitorear desde Nación la utilización de los fondos.


Conclusiones

Indudablemente, la agricultura periurbana ha ido ganando un lugar de relevancia en el temario de la agenda pública durante la última década. Debe señalarse que para el tratamiento de este tipo de problemáticas, promovidas desde distintos niveles, no resulta sencillo lograr la conformación de una instancia de coordinación centralizada; por el otro, estamos refiriéndonos a la operatoria estatal sobre un territorio que de por sí presenta alta fragmentación socioespacial, como es el periurbano (Allen, 2003; Capel, 1994; FAO, 1999; Tacoli, 1998). En este sentido, la implementación del Plan Nacional desde el Ministerio constituye un avance muy importante porque puede concentrar la distribución de los fondos y establecer agenda a la hora de “bajarlos” hacia los municipios. Por otra parte, resulta significativo que técnicos que originalmente se desempeñaron en el nivel municipal ascendieran luego a las órbitas provincial y nacional, lo cual demuestra que se produjo una instalación de la temática “desde abajo hacia arriba”.

Sin embargo, cuando comenzó a adquirir mayor dimensión, los objetivos de modernización tecnológica, generación de empleo o generación de ingresos para las familias parecieron alcanzar una relevancia muy superior sobre otros de gestión territorial. Si bien, como se ha analizado, se registran experiencias a nivel municipal en las que se ha trabajado con objetivos mucho más específicos en lo referido a la necesidad de incidir territorialmente en la protección del borde periurbano (como el caso del IDUAR de Moreno), cuando el abordaje se realiza desde el nivel provincial y/o nacional generalmente se establecen metas generales de fortalecimiento de la actividad económica, con baja o nula enunciación de objetivos explícitos de gestión territorial (como incidir en el uso del suelo, preservar el espacio productivo ante el avance de la urbanización, etc.).

A nivel provincial y nacional, la temática ha quedado absorbida desde la mirada sectorial (diluyéndose agricultura periurbana con horticultura o fruticultura extensivas), o de la agricultura familiar, o por la lógica provincial, que no discrimina entre cinturones verdes periurbanos, zonas especializadas o extensivas . Dada la matriz constitutiva de los organigramas estatales, resulta dificultoso superar los esquemas sectoriales o sistemáticos a la hora de bajar al territorio. La desactivación de la Dirección de Agricultura Periurbana de la Provincia constituye un ejemplo de ello. Y en el caso del Programa Nacional de Agricultura periurbana, resulta significativa la dilución de la agenda de ordenamiento territorial, máxime si se considera que los funcionarios y técnicos del Ministerio involucrados en la creación del Programa provienen del partido que más avanzó en política de suelos: Moreno.

Vale destacar la trascendencia de la creación de la Agencia INTA AMBA así como del Programa Nacional de Agricultura Periurbana del Ministerio de Agricultura. La inquietud que se señala en el presente trabajo es si, en el marco del complejo mapa del Estado, ambas iniciativas pueden articularse con un mayor nivel de formalidad (sabemos que distintos agentes lo hacen por múltiples vías informales cotidianamente) y conformar un organismo central de coordinación que incluya a la provincia de Buenos Aires (que en la actualidad aparece jugando un rol menor) y a los municipios del periurbano, a los cuales se les debería exigir, por ejemplo, que cuenten con institutos descentralizados como los de Moreno y Florencio Varela (u organismos similares), a fin de hacer más operativa la “bajada” de éste y otros programas, y a fin de encarar desde un nivel más formal la preservación de sus espacios periurbanos como política de Estado .

Para concluir, vale señalar que, considerando la reciente implementación de políticas específicas y la circulación de agentes públicos con importante capacidad de iniciativa y conocimiento, recursos humanos valiosos que están generando un “banco de experiencias” de alto valor, el tratamiento público de la agricultura periurbana, presenta un gran potencial para contribuir a la preservación presente y futura del cinturón verde de la Región Metropolitana de Buenos Aires.




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